Opinión | Al azar

Usted iría a cenar con Elon Musk

Elon Musk, cuestionado por sus ideas extremistas y su uso partidista de X

Elon Musk, cuestionado por sus ideas extremistas y su uso partidista de X / Agencias

La noticia es que Europa acaba de perder la guerra de Ucrania por una decisión conjunta de Trump y Putin, con el copresidente estadounidense Elon Musk a la escucha, al igual que en las conversaciones mantenidas por su colega con Zelenski o Erdogan. El tecnofeudalismo implantado por el dueño de X pretende resolver o empeorar todos los problemas del planeta a la vez. Al margen de las innegables virtudes del funcionariado, opera con la proverbial lentitud burocrática. En cambio, el hombre más rico del mundo ha centrifugado su planeta, le ha imprimido el galope que ya utilizó como imagen al tuitear que «ha llegado la caballería», cuando los estadounidenses blancos votaron a favor del trumpismo.

Frente a estas acometidas, ha surgido la tímida resistencia de quienes juran que nunca se comprarán un Tesla. Este valeroso rechazo puede reafirmarse con algunos casos prácticos. Supongamos que Musk decide invertir unos miles de millones de euros en un autonomía española. Por supuesto que todas las regiones despreciarían la oferta del megamagnate, por sus desprecios a Europa. Lo contrario sería tan absurdo como imaginar que el fútbol español se sometería al descuartizador de Arabia, y trasladaría una competición a la teocracia saudí.

El rechazo sin fisuras a Musk se entiende mejor si el hombre de los cuatrocientos mil millones de euros le invitara a cenar a usted, sí a usted. Nadie duda que la propuesta sería rechazada aunque pagara el riquísimo, porque de ningún modo se sentaría usted a manteles con el autor del saludo fascista, a quien el ideólogo trumpista Steve Bannon acusó de que «aceptaría dinero de Hitler». Claro que, bien pensado, usted podría alegar que va a reunirse con un «Demócrata moderado», en su autodefinición, que hace dos años le recomendaba al actual presidente estadounidense que «colgara el sombrero». En definitiva, usted iría a cenar con Musk, por supuesto y aunque se presentara acompañado del hijo metomentodo que saca de sus casillas a Trump en el Despacho Oval.

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