Opinión | Al azar

Lo que nadie le cuenta de Luka Doncic

Luka Doncic

Luka Doncic

A sus 25 años, Luka Doncic es el baloncestista más celebrado del planeta, con cinco All Stars en otros tantos años en la NBA. Como premio, ha sido despedido sin contemplaciones ni previo aviso por los Dallas Mavericks. Su único equipo hasta la fecha lo ha pasaportado a empellones a Los Angeles Lakers. Olvide ahora las fotos y vídeos al ataque de la estrella forjada en el Real Madrid, y busque sus imágenes sin balón, guardando a un rival. En efecto, la espalda está erguida, no dobla el espinazo. Se diría que tiene enfrente a un paseante, en vez de un depredador. No defiende. Y finalmente, la Liga de los negros atléticos odia que «un gordo blanco» como el vigente Jokic se erija en mejor jugador. Nadie en Estados Unidos llama «obeso» a Doncic, porque el osado correría la misma suerte que Karla Sofía Gascón. Los 260 libras o 118 kilos del base lo encajan como «fuera de la condición óptima».

Tras la información, vamos con lo que nadie le cuenta de Doncic. Piense por ejemplo en Einstein o en Bobby Fischer. No son superlativos en el conocimiento científico o ajedrecístico, sino que han interiorizado el Universo o el tablero enteros. Lo mismo le sucede a Doncic con la pista de baloncesto, su hábitat por encima de otra consideración. En ese recinto, resuelve cualquier incidente. Repare en sus lanzamientos a canasta, sin esfuerzo físico ni elegancia aparente. No necesita la belleza para coronar unas estadísticas estratosféricas y telegráficas de 29-9-8, puede prescindir incluso de sus compañeros. Y aquí radica el problema inconfesable, el esloveno esclaviza a su equipo sin garantía de éxito colectivo.

Doncic no es un artista, es un genio con sobrepeso como Orson Welles. De ahí que la euforia del director general y el entrenador de los Mavericks, al liberarse de su superestrella, evoque el veto de los productores de Hollywood al creador de Ciudadano Kane. De alguna manera, la grandeza de Doncic contrarresta a sus compañeros, quedan cegados por el fulgor de su líder. Veremos qué dice LeBron James al respecto.

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