Opinión | Tribuna

El COAIB, un colegio anónimo

Arquitectos y aparejadores reclaman un mayor impulso pasa construir vivienda pública.

Arquitectos y aparejadores reclaman un mayor impulso pasa construir vivienda pública. / G. Bosch

El COAIB, rebautizado Colegio Anónimo de Arquitectos de las Illes Balears como ya hace algún tiempo hice también con al castillo de Bellver. Ahora este alias se lo atribuyo por la sensación que produce su ausencia.

Ya en su momento, siendo presidente de la demarcación de Mallorca, defendí que era necesario ser reivindicativos ante las administraciones y no mostrarnos tan conciliadores. Estas tienden a transmitir buenas palabras e intenciones que finalmente no se consuman.

En su momento, expresé mi parecer ante la inminente demolición del taller Ca’n Bibiloni de la calle Aragón y fui criticado con vehemencia, y lo entiendo, puesto que no todo el mundo tiene el mismo sentir ante la arquitectura, el patrimonio, el urbanismo y el territorio.

Entonces, la cuestión es conocer el parecer del colegio en asuntos tan trascendentes como la demolición del complejo de Son Dureta, qué espera del proyecto urbanístico de Son Busquets, cómo contempla la parsimonia con la que se gestiona el proyecto, y su parecer ante el tsunami de decretos que afectan tan negativamente a nuestra actividad profesional. Qué posición tiene ante los retrasos en la concesión de permisos y licencias originados por las administraciones públicas que los arquitectos padecemos, la complejidad administrativa para la obtención de las licencias de obras, con las consecuencias que los arquitectos acabamos sufriendo convertidos en gestorías.

¿Se ha conformado el colegio de arquitectos ante estas situaciones? Quizás haya expresado su opinión en algún medio, pero si lo ha hecho ha sido con una voz tan liviana que ni la mayoría de mis compañeros, ni el resto de agentes que intervienen en la actividad urbanística, ni las administraciones, ni el resto de la sociedad balear nos hemos enterado.

Seguro que a la junta del colegio no le agradará mi reflexión, pero afirmo que el colegio tiene una actitud pusilánime (‘falta de valor para afrontar situaciones conflictivas’) y defiendo con energía el trabajo interno que se realiza. Cuando estuve ejerciendo como presidente de la delegación de Mallorca, conocí la excelente labor del personal de todas sus áreas, dirección y secretaría, visado, cultura, escuela, biblioteca, oficina de información urbanística, etc. y considero que la purga estalinista que se realizó entre 2022 y 2023 desalojó al gerente, a la responsable de comunicación y prensa, a los responsables de la escuela y culminó con el descabezamiento de la jefatura de visados del colegio. Todo esto fue una decisión desacertada, pues una entidad como el colegio, que tiene un presupuesto de aproximadamente 3 millones de euros y más de 50 trabajadores a su cargo, no puede gestionarse sin un gerente con una dedicación exclusiva y no se puede trabajar sin un jefe responsable de visados.

Reclamo conocer cuál es el criterio del COAIB cuando aparecen leyes, decretos, normativas, una tras otra que se modifican continuamente, o qué opina de la falta de suelo urbano, o de la situación de los municipios ante la incapacidad de las administraciones para crear suelo urbano, imposibilitando la creación de viviendas asequibles, o qué esperar sobre el retraso de los permisos de obras y los informes sectoriales, qué considera sobre la dificultad de los arquitecto para acceder a los técnicos municipales de muchos ayuntamientos. Quizás se esté haciendo pero no nos enteramos.

Soy consciente de que mi opinión va a incomodar pero anhelo que nuestro colectivo tenga una figura activa, enérgica y preeminente ante la sociedad y recupere la condición representativa que otrora tuvimos los arquitectos.

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