Opinión

En estos barros

Winston Churchill, Franklin Delano Roosevelt y José Stalin.

Winston Churchill, Franklin Delano Roosevelt y José Stalin. / .

80 años también de la conferencia de Yalta, el 4 de febrero de 1945, que reunió a los tres dirigentes de las potencias aliadas para descabezar a la serpiente: Franklin Delano Roosevelt, Winston Churchill y José Stalin. La victoria en Europa era inminente y se disponían a llevar a cabo importantes acuerdos que moldearon el nuevo orden mundial naciente, el mismo que hoy resquebrajado mira con impotencia la eclosión de múltiples y simultáneos huevos de ofidios aparentemente nuevos, pero que obviamente representan exactamente a la misma bestia de siempre. Obviamente que Stalin era uno de ellos, por supuesto que sí, esa es la traición que la izquierda no ha podido sanar en tanto tiempo y que nutre copiosamente los argumentos demagógicos y manipuladores de la derecha que siempre simula o se mimetiza en la novedad.

El primer acuerdo era configurar el nuevo orden internacional creando la Organización de las Naciones Unidas que lleva lustros con su credibilidad tambaleándose en un serio riesgo de colapso, la sede inaugural fue en San Francisco donde se dispusieron a elaborar un documento sobre la «Europa liberada», es decir, un reparto de la misma y sus zonas de influencia a cambio de la simple promesa del líder comunista que consistía en crear regímenes democráticos en esos países. Los aliados facilitaron la creación de gobiernos favorables a la URSS en Bulgaria y Rumanía. Las fuerzas soviéticas tuvieron tal peso en la contienda que el líder ruso adquirió el dominio en el centro y este europeo.

La conferencia duró una semana. El poder ruso se comprometía a entrar en guerra contra Japón dos o tres meses después de la rendición alemana, recibía las islas Kuriles y controlaría puertos y trenes de Manchuria. En este intercambio de cromos la frontera este de Polonia se situará en la línea Curzon, los soviéticos retiraban el veto a la participación francesa del reparto de Alemania. 20.000 millones de dólares pidió Stalin al país germano como reparación de guerra. La mitad para Moscú. Los aliados se comprometieron a hacer desaparecer el militarismo alemán y reconocerán a Tito en Yugoslavia en una suerte de interesantes y contradictorios equilibrios. La conferencia de Yalta tendrá continuación en la de Potsdam. Las ventajas obtenidas por los diplomáticos soviéticos serán inamovibles durante un tiempo y van a perfilar muchos de los contornos de los conflictos más actuales, de finales del SXX a estos principios del actual siglo, además en Yalta se habían comprometido a borrar cualquier resto de nazismo en Europa y en el mundo, ese azucarillo que se va desvaneciendo en la taza que es el panorama actual. Los cromos cambian, y sus caretos, pero las camisetas y los escudos son casi los mismos en este viejo álbum carcomido de la historia de la humanidad.

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