Opinión | Miel, limón & vinagre
Paula Vázquez, presentadora de televisión: Renacer a los 50 tras pasar por el diván

La presentadora de televisión Paula Vázquez, durante una rueda de prensa en la que se dieron detalles de la cuarta edición del Benidorm Fest, cuya final se celebrará el próximo sábado, 1 de febrero. / Eduardo Parra / Europa Press
«Hace poco me diagnosticaron trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Estaba convencida de que lo tenía (…) Soy una tía muy nerviosa (…), tengo una mente muy dispersa y puede que sea la razón por la que he hecho tantas cosas (…). Quiero transmitir a la gente que hay salida, solo hay que saber pedir ayuda. En mi caso, sigo con el psicólogo. Es un regalo tener a un científico que ha estudiado para cuidarte». La naturalidad con la que Paula Vázquez (Ferrol, 1974) nos ha ido relatando sus problemas mentales se agradece y dice mucho de ella. El último, el TDAH, trastorno que afecta a casi el 3% de los adultos españoles y el 7% de la población infantil, según Sanidad.
Paula Vázquez es una de las caras más reconocidas de la televisión. Su carrera arrancó como presentadora en el programa de Antena 3 Jeans, News and Rock & Roll. Era 1991, tenía 16 años y ya había posado como modelo. Descubierta por Chicho Ibáñez Serrador –la fichó como azafata para la temporada 1993-1994 del Un, dos, tres... responda otra vez–, y tras más de 30 años en la profesión, la televisiva continúa dándolo todo este 2025 con Bake Off: famosos al horno, que ha supuesto su regreso a la televisión pública, y la presentación de las diferentes galas del Benidorm Fest, junto a Ruth Lorenzo e Inés Hernand, cuya final se celebra el 1 de febrero.
Imparable es el calificativo que le va que ni pintado dada la cantidad de programas que ha presentado en las diferentes cadenas de televisión, nacionales y autonómicas. Mejor entrar directamente en la Wikipedia en lugar de enumerarlas, aunque no me resisto a citar El juego del Euromillón, La isla de los famosos, Pekín Express, Fama ¡a bailar! o El almacén de Top Chef. Además de galas como Inocente, Inocente o la transmisión de las Campanadas.
Pero este éxito esconde una depresión severa con ataques de pánico derivados del estrés: «Yo hacía de Paula Vázquez, como que todo iba estupendo, hasta que se me empieza a caer el pelo, y me quedo casi calva. Me estaba muriendo y nadie lo veía. Llegaba a casa, lloraba y me parecía normal», admite, mirando hacia atrás, en el podcast Estirando el chicle. «No salía, no vivía, y ahora con 50 años estoy que me vuelvo loca. Hacía un programa en Francia, una película en Italia, el Euromillón aquí. Tenía bolos sueltos, y mientras un catálogo de bikinis, entrenar...».
2010 fue su annus horribilis. «Me despiden de Cuatro, fallecen mis dos abuelas, que eran mi motivo para vivir, y tuve un embarazo ectópico [el óvulo fertilizado se desarrolla fuera del útero]. Fue un shock y quedé estéril», ha reconocido en la cadena Ser. «Fueron demasiados guantazos y caí en una depresión. No lo supe hasta que empecé a tener una calva tan grande en la cabeza que los médicos me dijeron que tenía que ir a un psiquiatra o un psicólogo». En 2021 volvió a recaer por la enfermedad y muerte de su padre. Cuidar la salud mental es ahora esencial para la también actriz.
Novietes y psicoanálisis
De hecho, ha sido ella misma la que ha ido contado tanto su historial como las terapias seguidas durante décadas, incluido el psicoanálisis. Hasta a sus novietes los lleva a su terapeuta para solucionar los problemas de pareja. Teniendo en cuenta que un tercio de la población española reconoce tener algún problema de salud mental, según el último Estudio Internacional del Grupo AXA sobre Salud y Bienestar Mental, su actitud es un ejemplo a seguir, como lo es la cada vez más larga lista de famosos que salen de este, digamos, armario. La última, la humorista Yolanda Ramos y su diagnóstico de TDAH.
La nueva versión de Paula Vázquez es la de ser feliz y disfrutar de la vida contando sus chascarrillos. Como cuando con 22 años se operó la nariz. «Me asusté bastante porque no me reconocía y no he vuelto a entrar en quirófano, otra cosa es ponerte bótox». O cuando se ríe al recordar el rollete que tuvo con un participante de Supervivientes (las malas lenguas hablan de Canales Rivera) y en el reality se enteró de que no sólo estaba prometido sino que en dicho programa le pidió matrimonio a su novia; la metedura de pata al confundir en directo a Macaco con Makoke, o cuando explica la cantidad de llamadas y memes recibidos tras subir sin querer una foto con su dirección y número de teléfono.
Positiva, simpática y dicharachera ahí donde la entrevistan. Feliz y con las ideas muy claras. Porque para eso gasta sus «dineritos en hacer terapia, de donde sales diciendo: no le debo nada a nadie y estoy aquí porque me lo he currado». Es lo que tiene una buena salud mental.
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