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Ritos para finalizar el año

Ritos para finalizar el año

Ritos para finalizar el año

El placer infantil de estrenar un cuaderno en blanco, a veces asociado al final de las vacaciones, perdura en mi ánimo. Quien dice un cuaderno dice, una vez al año, una agenda o un calendario. En papel, siempre. Y ese fenómeno anual está a punto de ocurrir. Al fin he descubierto cual es mi modelo de ambos y el ritual de caza para encontrarlos justo en el solsticio de invierno, tiene algo de rito. De glamour, nada. Es un ritual de andar por casa, íntimo y barato.

Empiezo a inquietarme a mediados de diciembre, necesito encontrar esos dos referentes del orden del nuevo año ajustado a mis necesidades. Una se paseará todo el año en mi bolso y por tanto no puede pesar casi nada. Me bastará con poder escribir diez o doce palabras por día. En algunos quizás ninguna. Cena Esperanza. Reunión JB 17h. Cort. Nil conservatorio. Oculista 15’30. Correos. Nenas. Cumple Pepe y Nora. Granada, Granada, si voy dos días. Otro colgará en la pared sustituyendo al anterior, con los números gordos en negro y el mes en rojo. Es una reminiscencia del que colgaba en la cocina familiar y que la imprenta Giménez (con G) cada año generosamente nos regalaba. Lleva el santo o la santa del día justo debajo de las cifras y así me entero, por ejemplo, de que existe santa Fara, lo que explica que de niña tuviera una muñeca, que llegó de Caracas, de nombre Farita.

La cuestión es que ya estoy pertrechada con mis dos amuletos anuales, que me ayudan a ordenarme y sentirme segura. Como las papelerías ya no existen, encontré mi agenda de 60 gramos y 11x7 cm. en un chino de Pere Garau. En una esquina del mercado me hice con mi calendario. Una madre, con un niño correteando a su alrededor, una improvisada mesa con unas cajas de cartón y un carrito de la compra cargado con su único artículo de venta, me lo proporcionó, deseándome toda suerte de venturas para el nuevo año. Una venta ambulante para mí providencial. Tuve que elegir entre un Sagrado Corazón, unos gatitos y un perro minúsculo como foto que acompañará todos los meses al 2025. Era elegir entre susto y muerte, así que creo que me las arreglaré para reciclar y pegarle encima de los mininos una imagen estupenda de la Catedral que tengo colgada desde hace un año, pero no me canso de verla. Me llevé el calendario de 3€, aunque pagué el grande de 5. Tanta amabilidad bien merecía un gesto. Mis compras rituales en total me salieron por 6’50. Ya les dije que baratas.

Una vez les he explicado como conseguí las piezas que no llenan mi despensa, pero me dan paz, paso al típico repaso de deseos para el año que empieza. En lo personal me basta quedarme como estoy y seguir aprendiendo algo. En lo colectivo..., ahí por desear que no quede y me centro en Palma, que es de lo que hablo casi siempre, como saben. Deseo que el agua siga fluyendo en las fuentes, como la recuperada de Son Oliva y que las pintadas vandálicas sigan desapareciendo de las paredes de la ciudad, como las que ya no están en el edificio adosado al Pont des Tren o en el bar de Sa Feixina, que daba miedo verlos. Sería bueno que se apruebe la Ordenanza de Civismo sin descafeinar y que los posibles recursos contra ella no prosperen. Que los ejes cívicos dejen de ser incívicos y que las terrazas de los bares se encojan. Que no se metan más artilugios publicitarios por las calles y que multen sin parar a quienes aparcan coches y motos en las esquinas. Que se les retire la licencia a los negocios que no respetan las normas de estética de la ciudad; que se esfumen las feísimas fuentes de agua filtrada y, ya que estamos, que les confisquen los patinetes a los imbéciles -muchos- que siguen circulando por las aceras.

Y como me he venido arriba, sería muy buena noticia que desaparezca la maldita terraza-beach club del Baluard de Sant Pere, que ahora parece un nuevo Magatzem Verd y recuperemos la visión íntegra de nuestro Patrimonio. Podría continuar con deseos de un urbanismo respetuoso con el pasado y que incluya el verde, de vivienda no especulativa, de atención social, educativa y sanitaria satisfactorias... Sé que me dejo muchas cosas en el tintero.

No pido imposibles para el nuevo año, solo decisiones justas. Todo y más se puede hacer realidad. Feliz año para la ciudad y quienes la habitan.

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