Opinión

Miel, limón & vinagre| Marge Simpson, dibujo animado: La madre de América

Marge, el personaje menos valorado de Los Simpson, que a las puertas del supuesto final de la serie de TV es por derecho la jefa del clan.

Marge, el personaje menos valorado de Los Simpson, que a las puertas del supuesto final de la serie de TV es por derecho la jefa del clan. / El Periódico

Las biografías oficiales de Marge Simpson no se ponen de acuerdo. Nació en algún área rural del sur de Norteamérica en 1954 o en 1956, por lo que a efectos de los espectadores, Marjorie Jacqueline Marge Simpson es un ama de casa de 34 ó de 36 años que reside en alguno de los varios Springfield con que los estadounidenses fundadores bautizaron a otras tantas ciudades del país de los Simpson. Springfield puede estar en Ohio, Oregón, Nevada, Maine, Kentucky… El creador Matt Groening juega a menudo a despistar a los fans sobre la ubicación exacta del Estado donde todos sus habitantes tienen la piel amarilla, por lo que se concluye que la ciudad representa el escenario en que puede moverse a diario cada norteamericano y también quienes, en otras latitudes del planeta, hemos sido en algún momento Homer, Lisa o Bart. O Moe, o Apu, o Milhouse, o el señor Burns, o Flanders, o el profesor Skinner, o …

Estrenada la trigésimosexta temporada de uno de los productos más longevos de la historia de la televisión, resuenan los rumores de que, ahora sí, se barrunta el final de esta serie en que la matriarca de pelo azul aparece siempre a la cola en valoración a pesar de haberse ganado el derecho a ser reconocida como la auténtica jefa del clan Simpson y piedra angular de la familia.

A ojos de América, Marge representa la imagen de la madre ideal. A entender de muchos hombres, también es el prototipo de esposa, ambos puntos muy discutibles. Es ama de casa, se dedica por entero a su familia sin apenas recibir nada a cambio, no ha perseverado en obtener un empleo estable, pasa el día cocinando, limpiando, yendo a la compra, entregándose al esposo cada vez que éste lo pide, sacándole de líos e impartiendo consejos que nadie escucha. Es cándida, ingenua, incauta, abnegada, moralista, tradicional y cuantos adjetivos alcancen a definir el modelo arquetípico de las series familiares norteamericanas, ese en que la mujer todo lo consiente –a costa a menudo de sacrificar su felicidad personal– por el bienestar de su familia y, en particular, por el entrañable aunque egoísta marido, tan simplón unas veces, estúpido la mayoría, siempre divertido como personaje de ficción, ejemplo de antihéroe al que Groening emplea nada menos que en una central nuclear.

Marge Simpson es, probablemente, el último ejemplo que el feminismo utilizaría para definir el #MeToo. Representa el oxímoron de una sociedad matriarcal (o no) y a la vez es, con Lisa, el único miembro de la familia capaz de detenerse a pensar en las consecuencias de no plantarse ante las tropelías de un marido que es todo lo contrario a lo que se espera del hombre moderno. Marge parece (y en ella se inspiró Groening), tanto en su creación a finales de la década de 1980 como durante todo el siglo XXI, la coetánea de la Vilma Picapiedra de la era de los dinosaurios o la madre de todas las teleseries americanas de los años 60 y 70, una mezcla entre cero a la izquierda y hormigón armado del clan, rara vez ridiculizada por los guionistas, apenas objeto de mofa.

A lo largo de 35 años, no han sido pocos los intentos de Marge por despegarse de esa imagen de mujer sumisa y pasiva. Al tiempo que trataba de mantener la armonía de su hogar, ha intentado, con escaso éxito, ser emprendedora, activista social, sólida en sus principios y vehemente en sus valores morales, para, al final, aconsejar a su entorno aquello de «haz como decía mi madre: no hables, no digas nada, no llames la atención y sé fuerte», lo opuesto, sin duda, al contrapunto armonioso del feminismo actual. Para que la familia funcione, para que la sociedad funcione, para que la serie funcione, alguien debe sacrificarse. Generalmente, ellas. La vida misma. Mal.

Si como apuntan los especialistas, nos encontramos realmente ante el final de una de las grandes series de televisión, si algún personaje merece un spin off ese es el de Marge Simpson fuera de los Simpson, haciendo realidad todos los sueños no acometidos por mantener unida a su destartalada prole, dando alas al talento de Lisa, viendo crecer a Maggie, pensando aquello de «te lo dije» con Bart lejos del confort familiar y dejando a Homer al timón de su propia vida. Como a tantas mujeres, a Marge ya le toca.

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