Opinión | Al azar

A Feijóo no le cuadran los emoticonos

Alberto Núñez Feijóo.

Alberto Núñez Feijóo. / Ricardo Rubio

Escuché el mensaje navideño del Rey con respeto, y con la curiosidad de comprobar si el monarca reprocharía singularmente a Feijóo, por haber felicitado a sus votantes estancados desde la red de Elon Musk con emoticonos tan inapropiados a su rigidez oratoria. El discurso de Felipe VI transcurrió como un suspiro, suerte que nadie me preguntó qué había dicho porque las palabras no habían dejado la mínima huella, como un caldo navideño bien condimentado. Sin embargo, la ausencia de una mención concreta al expansivo líder de la oposición impone este artículo.

Feijóo inicia su tuit con «Encendemos el modo Navidad», como si fuera un adolescente. Se inventa una personalidad falsa, en el PP no han aprendido nada de las elecciones estadounidenses. El político gallego prosigue en el mismo tono cargante que «por 48 horas, tengamos las fiestas en paz». El presunto chiste es tan desolador que se siente forzado a enroscarle un emoticono, lo cual obliga a presuponer que sabe localizarlos en el teclado de su móvil. Ya entregado a la invención de un personaje exótico, el político rejuvenecido remata con un botóxico «queremos compartir con vosotros un mensaje (casi) nada político». De acuerdo, son palabras que no deberían repetirse en un periódico serio, pero la fidelidad textual obliga a veces a disculpar la obscenidad.

A Feijóo no le cuadran los emoticonos , ni las sandeces emocionales y mucho menos motivacionales. El presidente del PP alegará que no ha escrito el tuit, lo cual es evidente, pero el autor de los discursos de la Reina de Inglaterra remarcaba que su obligación era ajustarse a la voz de la soberana y no falsificarla. Y si ya era difícil empeorar las frasecillas molonas citadas, el vídeo lo consigue con un trabalenguas que se pretende guay, al pedir la dimisión de Sánchez. Qué original. El coloquialismo asfixia el único punto valioso del tuit, un sencillo «Feliz futuro» aplastado entre tanta vulgaridad. El país no está para chistes, pero Feijóo todavía menos.

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents