Opinión | Desperfectos

Vamos a ver quién manda más

Acabó el encuentro de los países BRICS en Rusia, prorrogándole la bula a Vladimir Putin pero sin aclamación verosímil. Así es como funciona la multipolaridad, poniendo velas en todas las capillas. El caso del turco Erdogan es ejemplar: Turquía es miembro de la OTAN y, a la vez, coquetea con el régimen ruso, tal vez porque algo quiere de la Unión Europea que ha postergado sine die su petición de ingreso. Pues ahí estaba Erdogan, a orillas del Volga, abrazándose a Putin mientras Turquía asiste militarmente a Ucrania. También han asistido la India y China, después de sus escaramuzas de frontera. Acudieron Irán y Arabia Saudí, grandes enemigos en las canchas de Oriente Medio. Egipto y Etiopía tampoco practican la amistad. China sigue en el puente de mando porque los BRICS son algo así como su patio trasero.

Para Putin, el conciliábulo de los BRICS -45 % de la población mundial; 28 % de la economía- ha sido una sesión de hidromasaje para aliviar por unos instantes el aislamiento que le inflige su incursión militar en Ucrania. Le bastaba con eso y con seguir vendiendo hidrocarburos a India y China. De momento, está vigente la orden de arresto del Tribunal Internacional de la Haya por la agresión contra Ucrania. La escenificación BRICS será un alivio pasajero para Putin, pero no le asegura que un reelegido Donald Trump le deje a sus anchas.

A pocos días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la posibilidad de un empate endemoniado tiene en vilo el sistema global. ¿Quién va a mandar en el mundo si las reclamaciones sobre el recuento electoral en los estados-empate se dilatan hasta la extenuación? En Washington, la interinidad de Joe Biden sería penosa, la Unión Europea carece de suficiente hard power, las disponibilidades de la OTAN están volcadas en Ucrania y, como era de prever, Naciones Unidas ha ido perdiendo capacidad de arbitraje y sigue sin perspectivas de una remodelación del Consejo de Seguridad. Ese nuevo orden mundial del que se viene hablando tan en vano sigue, por ahora, en la línea de puntos. El único emperador con buena racha es el chino Xi Jinping, pero la economía de su imperio ha perdido tono..

Para sobrellevar las sanciones económicas, Putin lleva tiempo urdiendo un modo expeditivo de pagos, un modo propio de pagos internacionales. El propósito es la desdolarización. Más allá, la hipótesis de una moneda única entre los BRICS carece de consenso. Los países BRICS son, en general, los más potentes de lo que antes se llamaba Tercer Mundo y que ahora se describe como sur global. Sus intereses son económicos y no sueñan con forjar una alianza militar. Con Irán, Emiratos Árabes y Arabia Saudí, los países BRICS aportan un 44 % del crudo.

Quizás la pregunta adecuada sería quién manda menos y no quién manda más. Mientras tanto, todos se espían entre sí, sean amigos o enemigos. Quizás acaba mandando el más desconfiado, el más paciente y para eso siempre son útiles las lecciones de Confucio.

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