La balumba del nuevo curso político

La fotografía y el audio del interrogatorio al presidente del Gobierno filtrados a la prensa han reafirmado al Gobierno en sus ataques al juez Peinado atribuyéndole prevaricación. Así, el justísimo ministro de Justicia: «Blanco y en botella, el único objetivo del interrogatorio era la difusión de la imagen del presidente ante el juez y el consiguiente daño reputacional». Más retorcida es la de los periodistas amigos, el interrogatorio supone una humillación innecesaria a Sánchez y al Estado; y corre el riesgo de generar inmerecida simpatía hacia los culpables. Vamos, que la filtración, en lugar de ser la constatación del mal consiste en su celebración. Siguiendo tan curioso discurrir tendríamos que concluir que la enésima visita del negociador plenipotenciario de Sánchez, Santos Cerdán, al prófugo de la Justicia, Puigdemont, en Suiza, esta vez para suplicar siete votos favorables a la aprobación del techo de gasto, en lugar de suponer la enésima humillación del maligno Estado español, podría correr el riesgo de enaltecerlo.

Para colmo de males, la Audiencia Provincial de Madrid ha autorizado al juez Peinado a investigar a Begoña Gómez. Además de por los supuestos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios, por la supuesta apropiación indebida del software sufragado por las empresas tecnológicas y propiedad de la Universidad Complutense de Madrid. La denuncia se había presentado por Hazte Oír. El decanato la había remitido al juzgado nº 48 cuyo titular se inhibió en favor del nº 41 de Peinado. La fiscalía, convertida en el abogado defensor de la mujer del presidente, recurrió la acumulación de la misma a las que ya investigaba el juez. Lo que supone una nueva descalificación de la fiscalía. Lo siguiente podría ser la imputación de García Ortiz por el Tribunal Supremo por el delito de revelación de secretos al hacer público el expediente administrativo de la AEAT del novio de Isabel Díaz Ayuso. Como se recordará, el propio fiscal general se autoresponsabilizó de la publicación del mismo; y que la propia ministra de Hacienda había pregonado antes de que trascendiera a los medios de comunicación.

También ha trascendido que Ineco, la empresa pública de Consultoría e Ingeniería del Transporte, dependiente del Ministerio de Fomento, contrató al hermano de Koldo García unos días antes de hacer lo mismo con la amiga entrañable de Ábalos, Jesica. Se desconocen los méritos del hermano de Koldo para ser contratado. Se suponen los de Jesica. El primer crucificado por Sánchez fue Ábalos, no se sabe si por Jesica o por otro lance relacionado con la compra corrupta de mascarillas desvelado por la auditoría encargada por el ministro Puente. Hay que recordar que Koldo no era un hombre de Ábalos, aunque le acompañara en la recepción de Delcy Rodríguez en Barajas. Koldo fue elevado al sancta sanctorum del poder por Santos Cerdán, el negociador en Ginebra con Puigdemont, el que pactó con el prófugo su inservible amnistía bajo la foto de una urna del octubre de 2017, mirando al techo para no enrojecer de vergüenza. Ni uno ni otro son mindundis ocasionales de Sánchez. Baste recordar que fue Koldo el que guardaba celosamente los avales de la militancia en el congreso de su reconquista del poder.

Sánchez, que reconocía el Estado de Palestina al margen de la UE, se resistió al reconocimiento de Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela. Y lo sigue haciendo tras el reconocimiento hecho por el Parlamento europeo. Y llueven las acusaciones contra el Gobierno por haber permitido en su embajada en Venezuela las coacciones contra el vencedor electoral. El descaro de Albares al negarse a definir al régimen de Maduro como dictadura, frente a Borrell, Boric en Chile y los 58 europarlamentarios socialistas que votaron el reconocimiento a González, es equiparable al de Sánchez que en la ONU habla de Israel y Ucrania y calla de la Venezuela de Maduro, en perfecta sintonía con el bambi diabólico, ahora también pro dictadura china.

Feijóo no está bien. Ha aparecido, tras su operación de retina en agosto, un tanto transfigurado, como apático, sin brillo en los ojos, sin energía. Y esto es dramático para la colosal energía necesaria para desalojar al autócrata del poder. Lo han captado de forma inmediata los grajos instalados en Ferraz. Así, ha comparecido Esther Peña, la portacoz socialista propinándole insultos como coces. Le ha llamado cuñado cenizo, tristón, con un punto de amargura. Si van a por él de forma tan destemplada es porque se sienten vulnerables, sin senda de gasto y con los presupuestos de 2025 en el aire, boqueando como peces fuera del agua. Se han bunkerizado en La Moncloa y en el Estado, pervirtiendo los usos democráticos, como demuestra su desprecio al Parlamento, declarando su intención de gobernar con o sin su propia fuente de legitimidad, a la que apelaban el 23J: «Somos más». En efecto eran más para destruir. Ahora parece que son menos.

Recordemos a los clásicos para luchar contra el mal. «El mal siempre lo vemos de rostro y el bien de espaldas: los males vienen y los bienes van. Tiene lo bueno muchos contrarios, porque es raro, y los males muchos; para lo malo todo ayuda. El camino de la verdad y del acierto es único y dificultoso; para la perdición hay muchos medios y pocos remedios». Un diputado de Madrid ha dicho que «se envidia a Sánchez porque está muy bueno». Como escribía Gracián, cuando los ojos de la envidia de las aves miraron aquel portento alado de la belleza: el Pavón de Juno. Cuando le emplazaron a amainar la plumajería y reformar la soberbia, exclamó: «Yo soy el sol alado, yo soy la rosa de pluma, yo soy el joyel de la naturaleza; y, pues me dio el cielo la perfección, he de tener también la ostentación». La vulpeja consideró que «sería imposible violencia concederle al Pavón la hermosura y negarle el alarde, pues política contienda es qué importe más, la realidad o la apariencia».

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