Opinión

Contra el socialismo malote

Vamos con la macrogranja de Sineu. My God! Deberían darle un premio al valiente. Se habla de 700.000 gallinas socialistas y ponedoras que producirían unos 156 millones de huevos por día. Preocupan las emisiones, por supuesto, las de Son Reus con los efectos que denuncian, por lo bajini, los científicos locales esas no preocupan más que a los pacientes y sus médicos. Pero… ¿Qué es un pollo socialista?, esa es la cuestión.

El nuevo proyecto es el paraíso del socialismo avícola y el GOB presenta sus correspondientes alegaciones. Pues claro, malditos marxistas. El pollo siempre fue para una élite (hoy turismo de calidad) en el medioevo aunque con las manos grasientas lo comían los aristócratas en días señalados. Mucho más adelante, a la playa irían unos pocos, mientras nuestros sufridos abuelos trabajaban en el campo y si se acercaban al mar era para coger alga para sus huertos. Pero…, ¡por dios! llegó la democracia y ahora personas de toda condición ocupan las playas e incluso los parias del norte dejan unos días la fábrica y se atreven a disfrutar de ellas..., y encima piden pollo para comer en los chiringuitos.

My God. El elevado consumo de agua de los pollos va a dejar las piscinas sin agua y las vamos a tener que llenar de cualquier otra cosa y es que encima beben. Luego los excrementos y sus nitratos, los de perro, de gato o de teutón en el Arenal de Llucmajor no cuentan. Y luego de foma preventiva, y antes de empezar, se habla del atentado a la salud pública. Claro, queremos millones de personas aquí dejando pasta pero las fábricas de carne que sigan fuera. Las alegaciones también hablan de emisiones que va a provocar y cambiarán el clima… ¡Houston! Y la incineradora a todo gas este verano que ni se puede respirar en sus aledaños o environs. Activismo de pacotilla. Los cambios debieran venir desde dentro y desde cada uno. A nadie se le ocurre hacer alegaciones en el cambio de modelo de la crianza o en la alimentación y trato de esos animales sin evitar una actividad que finalmente el turismo va a imponer. Dan por asumido el socialismo de esos pollos y gallinas, claro. Ya no conciben otra cosa pues esa revolución ya es vieja y fracasada como todas, lo dejó bien claro a mediados del siglo XX el autor de El quadern gris en sus textos.

Antiguamente lo normal era el pollastre de pagès o de possessió, vivían de forma natural durmiendo en los árboles o en pequeñas construcciones adjuntas a las casas, sus cluecas cubrían las crías con sus alas por la noche lo que, por comer natural y merodear en busca de insectos, daba a la carne, según A. Cunqueiro un sabor inigualable. Este era el pollo aristócrata que siempre busca el honor final de la guillotina. Todo bien natural, of course! El otro lado de esta moneda con plumas era el llamado «de granja», el socialista de cuando se «democratizó» el menú, alimentado con piensos y productos industriales incluidos aceites algo sospechosos de tener consecuencias en un futuro no muy lejano. Son prácticamente prefabricados y su experiencia es presidiaria, los mismos artículos de la prensa de estos últimos días lo confirman, van a ir cambiando al bicho poniendo contínuamente el mismo collar hasta la extenuación de cada ejemplar y eso cuando el mundo ya gira a otro ritmo poniendo en marcha un método obsoleto. Comen excrementos y además no se deberán de preocupar de vacunarse sus consumidores pues si los ingieren ya llevan incluidas todas las químicas habidas y por haber a modo de antibióticos y otros medicamentos.

Claro que hay gente realmente inepta que es incapaz de diferenciar y así estamos. Los «de granja» no valen un pimiento a la hora de maridar con nada por eso los hunden en sal y pimienta. Los piensos lo destruyen como animal en sí dirigiéndose hacia su invertebración. Estas granjas se deberían haber plantado y virar hacia una rentabilidad real, pero claro la especulación y las subvenciones lo van enviciando todo y los pollos socialistas han democratizado el plato hasta un punto muy parecido a confundir un baño en Cala Murta o Es Trenc en los setenta con el cutre chapuzón de hoy en Magaluf. Pero bueno, si quieren millones y millones de visitantes cada año se supone que van a tener que comer. No se pongan nerviosos en Sineu, el corazón de la isla sin corazón. Saquemos el útil desfibrilador. Sigan prohibiendo el canto del gallo, no despierten al personal que anda durmiendo la mona.

Hay que tener siempre en cuenta que de los dejados al aire libre (hoy excepcionales) estan aquellos que escaparon del poder establecido, valga la redundancia, son los que campan a sus anchas, los llamados gratapallers. Sí, los han visto en en la orilla de carreteras y autopistas y no vuelven a casa ni de noche. Son carnes duras, pero con gran sabor pues eso se soluciona con tres horas de fuego lento y un chorro de Sauternes. Esos son los mejores, son los ancestrales y de toda la vida. Esos son los anarquistas y no se tragan cualquier cosa.

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