Opinión

Repensar el olimpismo

Tras la finalización de los Juegos Olímpicos de París 2024, se antojan algunos comentarios. De entrada, ha sido una operación promocional soberbia, de exquisito gusto. Los organizadores parisinos han mostrado al mundo su riqueza patrimonial. Convenientemente proyectada, el evento ha tenido millonarias audiencias. El diseño de las competiciones - y sobre todo su brillante cobertura - van a tener mucho que ver en las próximas temporadas turísticas en París y Francia. Nada que ver con las frías retransmisiones de Beijing 2008 y Tokio 2020/1. Más centradas en el contenido que en el continente.

Dicho esto, París 2024 ha remachado lo que Los Ángeles 1984 empezó: el abandono del espíritu de Pierre de Coubertin, fundador del olimpismo moderno. Efectivamente, desde que en la cita angelina Nike y Coca Cola irrumpieron en el Movimiento Olímpico - Juan Antonio Samaranch tuvo mucho que ver en ello - los JJOO han devenido un enorme negocio. Nada que ver con Moscú 1980, considerados por muchos los últimos JJOO «puros». Tampoco uno sabe en qué se ha convertido la palabra «nacional». Cuestión peliaguda, máxime cuando la Carta Olímpica define los Juegos como una «competición entre atletas y clubes deportivos y no entre naciones». Armenios convertidos en españoles, españolas en húngaras, suizos en alemanes, etíopes en cataríes, cubanos y estadounidenses defendiendo una veintena larga de naciones… Como ejemplo, la final del triple salto masculino: tres cubanos coparon el podio. Ninguno representó a Cuba.

A nivel nacional, España debería esclarecer qué quiere hacer cara al futuro. Ante todo, con datos: en Tokio 2020 se pusieron en juego en liza 1.080 preseas. Estos días, 1.111. En ambos casos, y a pesar de las caras y numerosas nacionalizaciones, los resultados son muy inferiores a Barcelona 92, donde se repartieron 817 medallas en total. Porcentualmente, los resultados dan para una larga reflexión. Para más ‘inri’, en la capital catalana los «oriundos» olímpicos fueron una auténtica minoría. Algo chirría en el COE y en CSD: quizás ambos organismos deban tomar decisiones. 

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