Opinión

Me encontré con Joan Feliu

Piti, los hermanos Carlos y Tomás Feliu, su primo Joan Feliu y, agachado, Àlex Volney.

Piti, los hermanos Carlos y Tomás Feliu, su primo Joan Feliu y, agachado, Àlex Volney. / Àlex Volney

Después de muchos años, con el permiso del sr. Rodas. Las letras nos habían separado, pero de forma circular los libros nos han reencontrado de la mano de su fabulosa, divertida y aparentemente inofensiva Esteisi.

¿Qué haces ahora, Joan? Vengo del registro de la propiedad intelectual, lleva criatura nueva bajo el brazo. Me coges así. Lo creo, haces bien, esto es una selva. También recupero carteles y letreros como esta foto que te he traído. Claro, gracias, estamos sensiblones… Yes. Os dejé en el pop-rock, yo quería escribir. Sí, tú lo tenías claro, aunque aquello era un movimiento cultural sin precedentes. La foto es de 1986, el año siguiente me cambió la vida y hoy nos vemos a la vez que mi unicornio ha muerto. Flipas. La vida. En ese movimiento todos estábamos implicados en algo, libros, música, pintando unicornios… Sí, no tan potente como en Madrid o Barcelona pero en cierto modo estoy de acuerdo. Aquí estamos. Hubo también, marcando las distancias, cierta movida por ser un lugar tan pequeño. La mezcla de inocencia y felicidad, eran de los mejores años que se han visto para ser joven. Tocábamos sin apenas haber aprendido nada, pero nos lanzábamos. Se salía de la dictadura y tan inocentes tocando fatal. Bueno, Joan, en youtube circula la joya de Eduardo Benavente versionando a Bowie con su Héroes sin medios y con dos… Sí, había precedentes, sin vergüenza, por supuesto, todos súper felices en la loca adolescencia de los ochenta, en lo musical y lo cultural. Demasiado confiados, sin oficio y lanzados a tocar, sí, Joan, así os dejé… hay que tener las ideas claras, carisma… yo prefería observar y eso que en vuestro cole la petamos. Ese movimiento era más ocioso que real. Àlex, piensa que en el otro grupo cantábamos inventando el inglés en todos los textos de mis primeras maquetas. Mezcla de felicidad absoluta e ignorancia indisimulada. Sí, hoy es una maravilla viajar por la red en el tiempo y conseguir temas e imágenes que no llegaban. Yo hace poco he recuperado una crítica buena del Ruta 66 de nuestra segunda maqueta de cuando ganó La Isla, era el año de Cerebros Exprimidos, Susie Q. y Los Turcos. Sí, el año de mi unicornio, 1987, demasiado decisivo… ¡ya ves! Nos tildaron de «rock lunático», yo había tocado con mis primos y contigo (en ALTERK2) y también en paralelo con los Cutres. ¿Ves la foto que he traído de cuando ensayábamos en el Patronato? Pues flipa, hoy trabajo justo en el mismo sitio exacto, ni un metro más ni un metro menos, misma orientación, en la gerencia de urbanismo, mismo lugar del ochenta y seis. Luego pegué tumbos por el mundo. Volta el món i torna al Born. Aquí, donde empecé con la música. Casi diez años fuera después de esa fiesta permanente. Sí, muchos quedaron por el camino. Recuerda el concierto que dimos en Montesión, una auténtica gamberrada entrar bebidas en aquel tiempo en horario lectivo. Los que salen son: Xisco (Pity), Carlos, Tomás, tú de cuclillas y servidor a la izquierda. Sí, que pardillos.

Joan, cuando nos perdimos la pista habíamos hecho garaje, versiones básicamente, lo mismo que hacían los Troglos con los Clash, nosotros con Javier Andreu, derivando al indie pero cómo llegas a Vacabou que por otra parte sabes que me encanta, yo de pequeño venía de escuchar OMD, DM, The Cure…Y yo de fiesta, pero no priorizaba tocar bien, los Cutres eran buenos artistas pero músicos… no tanto, pero era más fácil ligar. Luego me lo empecé a tomar más en serio y estuve en Tenerife, BCN, Praga, Canadá… en Praga toqué en todos los garitos pero se obró el cambio al conocer a Daniel Gorostegui en Argentina, director del único club de música electrónica, al que debo el cambio. Los escritores lo tenéis más fácil, yo estaba saturado de trabajar en equipo, quería imponer mi criterio, eran 16 años de compartir habitaciones y la necesidad era estar solo y componer. Empecé con un pc que se colgaba, estuve dos años experimentando con ordenadores y grabando mis maquetas, Felou Vacabou nace en la Colònia de Sant Jordi. La discoteca de Gorostegui era brutal, compraba los discos en Londres es mi punto de inflexión. De Praga a Argentina y regresando a Europa hasta los mismos de tocar en grupos. Compartir enriquece, pero cansa. Auster dice que un escritor es aquel ser que pasa una docena de horas al día aislado en su habitación de trabajo. A mí me encantan vuestros vídeos, Earth o el homenaje a Goddard que va de los inocentes columpios al atraco con tu compañera Pascal Saravelli, en una atmósfera del todo francesa. Sí, en los ochentas todos optábamos por ser artistas, pero descubro a Pascal que carece de arrogancia, rompe todos los moldes por su honestidad y buen trabajo. Yo, cuando asumo el cambio veo que canto bien pero no soy lo que busco y quería algo concreto. Era amiga y se presentó, habían venido otras muy buenas pero ella, Saravelli, no había cantado, y era lo que faltaba en mi proyecto, con seguridad y elegancia, con cuerda de bajo pero a la vez con la suficiente calidez. Vacabou nace de la necesidad de crear solo, después de tocar acompañado en tantos tugurios. To Russia in White es un temazo que remueve el interior. Gracias. La trabajé con la licencia poética que me devolvían imágenes de las tardes de nieve sucia en Praga, la melancolía, esas viviendas… todo eso es el embrión del primer disco.

¿Dónde está hoy Vacabou? Es una fase concluida en 2014. Los tambores del ocaso no lo dije pero era el último y si lo haces así acaba todo mucho mejor. Mira a Bowie en su despedida, músico y artista hasta el último segundo. Sí, un crack, un auténtico genio como pocos. Ahora toco en familia o con amigos en cenas, sin cobrar, entre amistades. Es guay subir al escenario aunque sea con tu gente. Antes todos tocábamos. En los ochenta fueras pintor o escritor, todo el mundo hacía algo. Sabes, desde la pandemia recopilo fotos memorables. Sí, ayuda mucho reconstruir la geografía íntima. Con la nostalgia no hay algoritmo que valga, es personal. Claro, Àlex, la cosa tiene algo de ese juego nostálgico, ¿...también hay que disculparse por la nostalgia? No creo, Debbie Harry, Underworld, Pet Shop Boys… ya están preparando sus maletas y no son precisamente adolescentes. Yo, ahora, disfruto mucho mirando hacia atrás. Lo dice con la nueva criatura a punto de ir a editorial, mirando hacia adelante. Cuando hay un momento duro me pongo temas de los mejores días. Sí, Joan, la música es el único arte que pone a raya las enfermedades como el Alzheimer. Puedes no tener memoria, pero el tema que te gustó tanto te va a volver a gustar, está demostrado en muchas personas. Lo que fue un himno para ti volverá a erizarte la piel una y otra vez, desafiando a la evidencia. Que tengas suerte con tu próximo proyecto y dale recuerdos y las gracias a Esteisi que nos ha vuelto a reunir. Un placer. Lo mismo digo. Salut i 80’S!

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