Opinión | DESDE EL SIGLO XX

El PP de Marga Prohens ni puede ni quiere frenar la masificación

Hay alternativas para revertir la masificación, devolver a los ciudadanos su ciudad; se requiere actuación tajante, muy lejos del alcance del partido que hoy gobierna las instituciones mallorquinas

Marga Prohens, ayer en el Congreso.

Marga Prohens, ayer en el Congreso. / EFE/Sergio Pérez

Que al Gobierno balear del PP, el del convoluto de Campos, la compleja situación originada por la masificación turística le viene grande, se constata casi desde el momento de su toma de posesión: no estaba, no está ni estará en condiciones de acometer el cambio de modelo tantas veces reclamado. El Ejecutivo de la presidenta Prohens, formado por personas de biografías en algunos casos harto dudosas (el vicepresidente Antoni Costa es paradigma), ha visto cómo el domingo una manifestación empezaba a tener el calificativo de multitudinaria. El ectoplasma que se materializó con el osado atrabiliario que fue José Ramón Bauzá, que se ha despedido del Parlamento europeo con mucha pena y ninguna gloria, inicia su materialización para su congoja, que no disipa ni los favorables sondeos que se divulgan para sosegarlo. El sosiego lo halla, por el momento, en la incomparecencia pública de las izquierdas. PSOE y la beatífica congregación de Més (antes PSM) están hechos unos zorros. Pero la gravedad del diagnóstico corresponde a la realidad, y esa es que la masificación puede acabar llevándoselo todo por delante, para empezar a la señora Prohens, que carece de los atributos requeridos, que no son otros que los de ser político (a) de fuste.

Iniciamos la tanda de preguntas: ¿por qué no se incrementa sustancialmente el impuesto que pagan los turistas, la ecotasa que el PP dijo que suprimiría? ¿Por qué no se limita sin contemplaciones el alquiler turístico, que hace estragos muy visibles en el precio de los alquileres? ¿Por qué no se le pone coto? De tener la franqueza que no caracteriza a la señora Prohens y a sus consejeros, se respondería que la ecotasa no se incrementa debido a que los hoteleros, salvo excepciones (la gran Carmen Riu), pondrían el grito en el cielo y arremeterían contra el Gobierno balear, que como casi todos saben está a sus órdenes. El consejero de Turismo es hotelero (Armengol mejor que no abra la boca). No se mete mano al alquiler turístico porque se trata de dejar operar libremente a las fuerzas supuestamente productivas, consustancial al ideario ultraliberal del PP. Y no se frenan los precios del alquiler puesto que «es el mercado, amigo»; memorable aportación de Rodrigo Rato, vicepresidente del Gobierno de Aznar, presidente a la fuga del Fondo Monetario Internacional, casquivano presidente de Bankia. Hoy a las puertas de dar con sus huesos en la cárcel. Entendemos que la presidenta Prohens aspavientos hará muchos, medidas efectivas no tomará ninguna: no puede, tampoco quiere. La extrema derecha de Vox, con el desparpajo y alegría que la caracteriza, ha sido diáfana: «los mallorquines no podemos pretender ir tranquilamente a la playa en julio y agosto». Y dos huevos duros.

Acotación hilarante.- Idoia Ribas, el inenarrable Agustín Buades y restantes conmilitones de la panda de tránsfugas acomodados de Vox han presentado lo que será su nuevo partido Avanza en Libertad. Divertido. Siguen en el grupo de Vox en el Parlamento balear. Chocante. Lo hilarante ha sido la presencia en el folclórico acto de quien fue vicepresidente con Gabriel Cañellas, presidente del Parlamento balear, presidente del PP y antes presidente gracias a un tránsfuga del Consell de Menorca, el saltimbanqui Juan Huguet. A veces acontecen cosas sorprendentes.

Y acotación lamentable.- La respuesta ofrecida por el Ayuntamiento de Palma al hundimiento de la terraza con víctimas mortales es eso, lamentable. La falta de reflejos deviene en negligencia, la negligencia en solicitud de responsabilidades. Al alcalde Jaime Martínez le corresponde dar muchas explicaciones.

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