Tribuna

La violencia machista no es inevitable

Silvia Cano

Silvia Cano

Los socialistas conmemoramos el 25 de noviembre, día internacional para la eliminación de la violencia hacia las mujeres comprometidos con la prevención y erradicación de la máxima expresión de las desigualdades que sufren las mujeres.

Según ONU-Mujeres el 30% de las mujeres de 15 años o más han sido víctimas de violencia física o sexual al menos una vez en su vida. En España, los datos reflejan que una de cada dos mujeres ha sufrido algún tipo de violencia por razón de género.

Nombrar a las cosas por su nombre es fundamental. Los discursos negacionistas de la violencia de género pretenden invisibilizar que la causa de la violencia de género es el machismo. El fenómeno de la violencia de género, lejos de ser superficial o individualizable, forma parte de un sistema, el patriarcal, que hunde sus raíces en lo más profundo de nuestra historia y que a lo largo de los siglos ha mantenido la desigualdad de las mujeres como una forma de dominación, explotación y subordinación.

No podemos olvidar que la violencia sexual es una forma de violencia machista que crece de manera preocupante, especialmente contra niñas y adolescentes. Según la Fundación ANAR, un 40% en 4 años. También lo refleja la memoria de la Fiscalía General del Estado y señala directamente a la influencia de la pornografía entre los jóvenes y a una deficiente educación afectivo-sexual de la juventud en las escuelas e institutos.

La coeducación es el principal caballo de batalla para prevenir la violencia machista. La infancia y sobre todo la juventud, ha de aprender en las aulas a convivir, a relacionarse de manera igualitaria y a resolver pacíficamente los conflictos. Por esto mismo, propuestas como la supresión de talleres para infantil y primaria, como ha sucedido en el municipio de Calvià o seguir destinando dinero público a conciertos educativos para escuelas que segregan por sexo, pese a que la LOMLOE no lo permite, suponen un claro retroceso.

Recientemente PP y Vox han aprobado en el Parlament de les Illes Balears el veto parental. Tal veto, permitirá que las familias puedan impedir a sus hijos asistir con el resto del alumnado a formaciones extracurriculares entorno a la educación sexual, la prevención de abusos sexuales en la infancia y adolescencia, prevención del grooming, sobre ciberacoso, entre otras materias. Esto van en la dirección contraria de lo que necesitamos para una sociedad igualitaria y sin violencias machistas.

Desgraciadamente, los pactos del PP con la extrema derecha han supuesto la supresión de organismos de igualdad o su reconversión en organismos de familia, devaluando el rango de las políticas de igualdad y sacrificado en sus acuerdos un concepto fundamental en las ciencias sociales como es el de violencia de género.

Dar visibilidad a la violencia de género no es un gesto. Es un mensaje a las víctimas, a los agresores y al conjunto de la sociedad de que las instituciones van a responder y velar por la seguridad y los derechos de las ciudadanas. De garantizar entornos libres de violencia, de protegerlas y ayudarles a restituir su proyecto de vida, desde los derechos que las asisten.

Celebramos el nuevo Gobierno de España, con Pedro Sánchez al frente y el impulso que se le darán a las políticas feministas, de la mano de la ministra socialista Ana Redondo.

Luchar contra la violencia de género es invertir en la vida de las mujeres, en democracia para hacer verdaderamente un país de personas libres e iguales.

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