El próximo 25 de septiembre se cumplirán los primeros cien días del nuevo consistorio del ayuntamiento de Palma y del nuevo gobierno municipal del Partido Popular. Periodo que tradicionalmente se conoce como un periodo «de gracia», un pacto tácito en el que la opinión pública, los medios de comunicación y también la oposición, conceden una especie de bula a la acción de gobierno. Tiempo suficiente para aterrizar en las nuevas responsabilidades y sus complicaciones, para ponerse a trabajar. Tiempo suficiente, también, para captar las orientaciones, las prioridades y los valores, de los nuevos responsables más allá de los eslóganes de la campaña electoral, la frase corta, la foto fácil o la red social.
Hace apenas cien días, el alcalde Martínez se presentó en su discurso de investidura como un hombre centrado, dispuesto a gobernar para toda la ciudadanía, salvando la minoría con la que fue investido como máximo responsable del Ayuntamiento, con una actitud dialogante, de mano extendida a derecha y a izquierda para sacar adelante punto por punto un programa que aspiraba a seducir a la mayoría. Independientemente de las ideas de cada uno. Un mirlo blanco.
Ha tardado muy poco en faltar a su palabra y en mostrar una cara más radical. Pasaron las elecciones generales y sin la presión de una cita electoral cercana, escenificó lo que el grupo municipal socialista denunciaba: que, desde el primer momento, la mano se extendía sólo a la ultraderecha. El Pacto PP-Vox, que ambos partidos consagraron en un documento cargado de rancia palabrería, sin que el alcalde pareciera sentir una mínima incomodidad. La alianza que significa el control de Vox sobre la acción y las prioridades del de gobierno municipal, y la legitimación de un discurso homófobo, machista, xenófobo, antidemocrático, ultraliberal e individualista, centralista y austericida, que niega la diversidad del país y de sus gentes y da la espalda a una realidad tan obvia y acuciante como la del cambio climático. Esta legitimación y abrazo sin complejos, que dicen, de la ideología de Vox en el gobierno de Palma, no es ni inocua ni baladí. Un primer síntoma fue la ruptura del consenso lingüístico de hace más de 30 años, el compromiso con la lengua propia. Un ejemplo muy simbólico y a la vez muy práctico es la promesa de eliminación de la defensora de la ciudadanía y con ella, todo lo que significa en cuanto a calidad democrática y control ciudadano de la eficacia del gobierno municipal.
En estos cien días, en la cotidianidad de la vida palmesana y la variedad de sus barrios, ya se ha notado, (si quitamos el foco a los anuncios, la escenografía y las performances del equipo de gobierno), el primer recorte en servicios públicos, con el aumento de los tiempos de espera y la disminución del número de vehículos en circulación de transporte público municipal; ya se ha escuchado la banalización y hasta la criminalización de las protestas de los vecinos por los ruidos; y ya ha aumentado la sensación de inseguridad y descontrol en zonas como playa de Palma o el Paseo Marítimo. Esto en los cien días posteriores a prometer convivencia, seguridad y conexión entre los barrios y con las infraestructuras clave.
En estos cien días, los proyectos de mejora de la calidad del aire iniciados la pasada legislatura, como la zona de bajas emisiones han empezado a demorarse, la financiación estatal conseguida por el anterior equipo de gobierno, como la del tranvía de palma o el proyecto de las 800 viviendas de alquiler social en son Busquets han empezado a perderse, y la inacción e indefinición del equipo de gobierno actual amenaza con que el Bicipalma no llegue a Cala Major, Son Sardina, el Paseo Marítimo, el Coll d’en Rabassa o sa Indioteria y esos mismos fondos europeos que los financiaban se pierdan también para seguir renovando la flota de autobuses. Cien días después de prometer eficacia y gestión.
Ser alcalde de Palma es un privilegio que significa un honor y un poder importante, por tanto, una importantísima responsabilidad. Y es un error minimizar o normalizar la opacidad o que falte a la verdad. Desde el grupo municipal socialista exigiremos a todo el gobierno municipal transparencia en sus intenciones y trabajo comprometido para mejorar las condiciones de vida en nuestra ciudad y de su gente que se merece verdad, confianza y seguir avanzando.