Hace unos días estuve leyendo una crónica de Copenhague en la que se daba noticia de un discurso de la primera ministra ante el parlamento danés. La Sra. Mette Frederikse tuvo una brillante intervención en la cámara de representantes que fue respondida con fuertes aplausos tanto de los miembros de su partido como de los de la oposición. Cuando finalizaron las adhesiones y felicitaciones se volvió a dirigir a los diputados diciendo lo siguiente: "Lo que acabo de decir aquí, lo que he terminado de leer en este discurso no proviene de mí, ni de ninguna otra persona…", la Cámara se quedó en silencio, no sabían a qué venía aquella afirmación, y continuó: "mis palabras han sido redactadas por el ChatGPT de OPEN AI, capaz de escribir un artículo o de dirigirse a un parlamento", "lo que puede hacer es fascinante y aterrador". "Hoy la vida de los niños y jóvenes se desarrolla cada vez más en las plataformas digitales, lo cual se relaciona con la creciente infelicidad psicológica. Cada vez están más solos, sufren ansiedad y depresión". Desde mi modesta posición, de comentarista, coincido con la primera ministra danesa, el tema de la Inteligencia Artificial es "fascinante y aterrador".
Esto de la inteligencia artificial viene al caso por lo que he leído en la prensa local sobre algunas intervenciones en el Parlamento balear. Algunas crónicas de las sesiones de nuestro parlamento explican que ciertos diputados se han convertido en nuevos y férreos defensores de la lengua castellana, sin conocerla suficientemente y por supuesto sin hablarla correctamente. Cuando intervienen en su defensa lo hacen de forma lamentable, atacando la lengua catalana desde un castellano penoso. Estas informaciones en las que baso este artículo se refieren a varios diputados de la nueva hornada y citan, las crónicas, especialmente a Idoia Ribas, portavoz del grupo parlamentario Vox y a Sebastián Sagreras del PP, que defienden el castellano, sin que hasta el momento nadie lo afrente y, conciben su defensa desde un castellano extraño e ininteligible. Para salvaguardar una lengua lo primero que se debe hacer es conocerla, hablarla y escribirla bien y al parecer este no es el caso de la Sa. Ribas ni del Sr. Sagreras. Tal vez estos nuevos adalides podrían acudir al ChatGPT de OPEN AI, para que les prepare el discurso, que seguro será sin faltas de ortografía e inteligible. Yo, manifiesto, una vez más, que soy un admirador del castellano, idioma que considero, aprecio y practico con asiduidad, no solo esto, sino que cada fin de semana, leo y releo uno o dos capítulos del Quijote de Cervantes, fundamentalmente por la riqueza de sus modismos, su léxico, su sintaxis y por el ingenio argumental de la obra que utiliza el príncipe de las letras en su obra maestra. Digo esto para que nadie pueda interpretar que yo desconsidero a esta lengua, sino todo lo contrario, al tiempo que quiero dejar constancia de que defiendo igualmente el idioma catalán propio de nuestras islas, no solo para el sistema educativo sino también como lengua vehicular en nuestro archipiélago, es nuestra lengua histórica. La ignorancia monologuista es propia de personas simples o mezquinas. Las lenguas son un universo, un patrimonio, una seña de identidad, nunca su aprendizaje, su cultivo, puede ser origen de desprecio, rebajar un idioma es despreciar a quien lo habla. Además, el catalán es lengua oficial, en Baleares, igual que el castellano.
A estos iletrados que defienden la exclusividad de una lengua, que a veces ni siquiera la conocen, les recomendaría que acudan a ChatGPT -IA, para que les redacte sus intervenciones. Pero si hacen esto le surgirá un segundo problema, ¿cómo pronunciarán los fonemas castellanos?, seguramente de forma lastimosa y esto, lo de los fonemas, tiene más difícil solución. No sé si la inteligencia artificial podrá ayudarles. Gustave Flaubert, uno de los mejores novelistas franceses del S.XIX, autor entre otras obras de Madame Bovary, era un devoto del arte de escribir, buscaba siempre "le mot juste", la palabra exacta, y decía con frecuencia "cuán vasta e infinita es la estupidez humana". Y como dice el escritor Enrique Vila-Matas, "hay dos cosas infinitas, la estupidez humana y el universo", aunque de esto último no estoy muy seguro. Asimismo quiero añadir que a veces la simpleza tiene cierto atractivo y en alguna ocasión puede llegar a ser hasta seductora. Este podría ser el caso de Idoia Ribas.