El presente y futuro no están escritos

Antonio Tarabini

Antonio Tarabini

La situación de jubilado, y políticamente amortizado, me permite afirmar que el presente y futuro de nuestra realidad política, socioeconómica, cultural…no está escrito.

Primera realidad, la derecha representada por el PP, en colaboración con la extrema derecha vinculada a Vox, han sido vencedores en las reciente elecciones municipales. El posible interrogante puede ser el ayuntamiento de Palma donde gobierna el PP en minoría, con un Vox «muy molesto» proponiendo un largo decálogo de exigencias urgentes. Entre otras, modificar la normativa lingüística municipal «para que todos los ciudadanos puedan dirigirse y ser contestados en las lenguas cooficiales»; «la reducción de impuestos y tasas»; «la eliminación de todas las subvenciones de carácter ideológico». Y suma y sigue.

La segunda realidad es también la victoria del PP, acompañado de Vox, en la formación del Parlament. El documento de preacuerdo incluye, entre otros epítetos, el fin de la «imposición lingüista», la inmigración ilegal y la unidad de la nación; evitando usar el término «violencia de género», sustituido por «violencia intrafamiliar». Los populares ceden la Presidencia a Vox, a Gabriel Le Senne. Pero siguen negociando un Govern «estable». Necesitan el voto de Vox que, a pesar del desalojo de J. Campos, sigue con la idea de un gobierno de coalición (Castilla y León, Comunidad Valenciana); mientras el PP sigue proponiendo un Govern Popular. De momento no hay fecha para investir a M. Prohens como Presidenta. Algunos lo sitúan a «principio»(?) de julio.

Llegado a este punto me resulta imposible no hacer referencia al G. Le Senne, presidente del Parlament, segunda autoridad en nuestra Comunidad y con amplios poderes. No me voy a regocijar, entre otras lindezas, con su beligerancia contra el cambio climático, el racismo, la violencia machista…. Pero sí voy a insistir en unas declaraciones del presidente : «Habrá que pensar qué competencias deberíamos devolver al Estado». Sin comentarios.

La tercera realidad son las ya próximas Elecciones Generales, que de momento siguen «abiertas»; pero, según diversos sondeos, hoy por hoy con cierta ventaja del bloque derechista PP/Vox. En qué se basa tal opinión. Decir que la economía española está estancada o en declive es una majadería, ¿atenuada por la ignorancia? No solo en 2022 España alcanzó la cabeza europea en crecimiento y empleo, y los mejores registros de reducción del paro y la inflación. Este año continúa en la misma tónica.

Pero entonces, ¿por qué eso cotiza mal en la escena pública? El relativo malestar social se asienta en algunos factores muy sensibles, irritantes, insidiosos; y menos manejables desde la Administración. Veamos tres:

Uno es el poder adquisitivo de muchos sectores: el aumento (escaso) de sueldos y (amplio) de salario social (ingreso mínimo, pensiones...). El peso de las remuneraciones ha bajado en el producto final (casi diez puntos), a costa del aumento de excedentes empresariales.

Otro factor es la parte alimentaria de la inflación: aunque bajó del 16,6% en febrero al 12% en mayo, sigue demasiado alta.

Y tres, la vivienda. Las hipotecas se desplomaron un 13% al multiplicarse sus tipos por tres o por cuatro... mientras los rendimientos de la banca cotizada en el primer trimestre aumentaban un 14%.

Tal malestar social, vivo y coleando, puede conducir a la abstención, o votar «en masa» a partidos que derogan los avances sociales. Tengamos cuidado con lo que votamos, porque eso va a ser lo que nos merezcamos. Así no se ganan unas elecciones, se siguen perdiendo.

¡El presente y futuro, no están escritos!

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