Opinión

Armengol, dos derrotas seguidas

Armengol afronta el segundo batacazo consecutivo.

Armengol afronta el segundo batacazo consecutivo. / Guillem Bosch

Matías Vallés

Matías Vallés

El CIS pregunta «¿a qué le da más importancia a la hora de votar?», la respuesta más frecuente de los encuestados es «Al programa». Y todavía hay gente que confía en las encuestas. Francina Armengolsabía que la figura de la candidata superaba en importancia a la guía programática, por eso abordó las autonómicas bajo el eslogan de «Presidenta», sin partido, logros ni objetivos.

Para su desgracia, Armengol sigue creyendo en las encuestas. De ahí que haya tomado la extraña decisión de sufrir dos derrotas consecutivas de gran calado, en sendas elecciones a menos de dos meses de distancia, como cabeza de lista en ambos casos y pagando por tanto la factura más elevada del descalabro.

Ni Pedro Sánchez se presentaría el 23J a presidente del Gobierno, si hubiera podido evitarlo. Solo ha asumido su responsabilidad postrera para salvaguardar la estabilidad del país. Estas circunstancias aumentan el estupor ante el sacrificio bielectoral de Armengol, que montó su candidatura autonómica para desligarse de quien vuelve a ser su jefe de filas en las generales. En cuanto a la fascinación por Madrid, ya pudo migrar como secretaria general del PSOE estatal, y se negó a concursar.

La inconsistencia de la decisión de Armengol sobresale al recordar que Balears votó en clave estatal en las autonómicas, aunque con un castigo suplementario para el PSOE por comparación con el sufrido en otras regiones. En unas generales en las que se condenará directamente a Sánchez, y con el precedente de una derrota, no se necesitan encuestas mentirosas para adivinar el desenlace.

El éxito de Armengol en 2023 no dependía de la insistencia ludópata en concurrir a cualquier feria electoral que se celebre en los alrededores, sino en soslayar los comicios. Si hubiera renunciado al señuelo de un tercer mandato, según prometen todos los mandatarios (véase Ada Colau) hasta que llegan a la encrucijada, la cotización de la presidenta de Balears se habría disparado.

Armengol no solo competirá el 23J fuera de su elemento, sino que volverá a presentar un currículum de éxitos del Govern que ya fue condenado con estrépito en mayo. Por supuesto, sobran personajes tóxicos en el entorno de la socialista, que le jurarán que esta vez no se derrumbará el tinglado sobre sus cabezas. En efecto, son los mismos que le garantizaban que el 28M estaba decidido a su favor, lo cual obliga a relativizar sus pronunciamientos. El PP supo desde semanas atrás el resultado de las autonómicas, el PSOE prepotente se enteró en el recuento de votos.

Los socialistas imperturbables celebraron el cataclismo del 28M como una victoria a los votos. Una vez que queden en ridículo el 23J ante el PP, pueden alegar que han superado los 116 mil sufragios de noviembre de 2019, un dato sin sentido por el desmoronamiento de Podemos. Más difícil será que levanten los 136 mil de abril, pero una cuidadosa selección de referencias endulza cualquier hundimiento.

La traslación de las autonómicas a las generales se cifra en la quiniela PP(4) - PSOE(3) - Vox(1) aunque la sumisión negociadora de la ultraderecha, cada vez más parecida a Ciudadanos, puede costarle el escaño que ya reduce su actual cotización. En tal caso, la dos veces derrotada Armengol presumirá del premio de consolación de haber incrementado sus dos diputados vigentes, omitiendo otra vez la desaparición de los dos escaños de Podemos. Y sin que nadie se atreva a descartar un 5-2-1.

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