tierra de nadie

Sacar el hígado

Juan José Millás

Juan José Millás

A los soldados rusos destinados en Ucrania les ha concedido Putin la gracia de dejar, antes de partir, una muestra de su esperma para que se hagan la ilusión de que no morirán del todo en el caso probable de perder la vida en nombre de la patria y todo eso. Los incentivos para dejarse matar van adquiriendo cada día caracteres más siniestros. Imagino a uno de esos críos de 18 años en el interior de una trinchera helada pensando en el destino de su semen. Los congeladores domésticos no sirven para conservar restos orgánicos, de modo que es el Estado el que se hace cargo de él. El Estado dispone de neveras especiales para estos menesteres, pero el Estado ruso tiene también mucha burocracia, mucho «vuelva usted mañana». Es difícil aventurar qué será, será, de todos esos kilos de espermatozoides en manos de generalotes y ministros y directores generales normalmente corruptos. Lo más probable es que acaben comerciando con ellos. Los venderán aquí o allá, acabarán en China o en Pakistán o serán enviados a la Luna para medir su resistencia al vacío, etc.

Cuando yo hice la mili, en vida de Franco, los reclutas orinábamos en unos recipientes que eran transportados en camiones que venían a recogerlos por la noche. Pensábamos, lógicamente, que transportaban el pis a un vertedero de residuos líquidos. Pero no era sí. Resulta que lo vendían a unos laboratorios farmacéuticos que los transformaban en algo, quizá en productos de belleza: todo es así de raro. Algunas noches, en el catre, cerraba yo los ojos, y veía en mi imaginación a aquellos camiones cisterna viajando en medio de la oscuridad con el preciado líquido amarillo convertido en mera mercancía. Nuestros mandos no se conformaban con que les hiciéramos la cama y les barriéramos la casa (y hasta que se las construyéramos, pues enseguida detectaban a los buenos albañiles para la reforma de sus cocinas y cuartos de baño). Querían más, querían nuestros hígados, pero incluso en aquella dictadura habría resultado demasiado escandaloso sacárnoslos (no se puede desfilar sin hígado). Tampoco se puede ir a la guerra sin hígado, de ahí que Putin se haya conformado con el semen de los pobres reclutas, que al parecer caen como moscas. En fin.

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