Desde el siglo XX

Jaime Matas y José María Rodríguez entran en la campaña electoral

Los dos prebostes del PP con tanto cinismo como desvergüenza no cejan en el empeño de que quede claro que están donde dan por hecho que les corresponde

Jaime Matas y José María Rodríguez.

Jaime Matas y José María Rodríguez. / Mateu Ferrer

José Jaume

José Jaume

Parece que lo que nos legó la Grecia clásica, lo que dejó escrito Sófocles, inexorablemente se sigue cumpliendo: «los dioses ciegan a los que van a perder». En esas estamos a tres semanas de las elecciones. En el PP el disparate es norma, acontece como si quisieran darle a las izquierdas un inaudito tercer mandato, lo que encumbraría a Francina Armengol, que compite contra la nada, al lugar en el que está aposentado en solitario Gabriel Cañellas Fons, el viejo patriarca del PP, que observa atronador silencio. Primero fue la celebrada reunión de José María Rodríguez con Marga Prohens, candidata, por si alguien sigue sin saberlo, a la presidencia de la Comunidad Autónoma, a la que acompañaron, ciegos y sordos, los demás aspirantes de la derecha; aquello devino en estropicio de consideración; pasemos página, a otra cosa, que quedan semanas para olvidarlo; pero no, los dioses martillean en el propósito de someter al PP a inacabable tortura: cuando creen que han llegado a la cima se despeñan y vuelta a empezar. Lo de la comida de Jaime Matas y José María Rodríguez no es empecinarse en el error, sino el deliberado propósito de que nadie ponga en duda de que son lo que han sido, que a ellos nadie les dice cómo hacer definitivo mutis por el foro.

El exalcalde de Montuïri, Juan Antonio Ramonell, sintetiza qué se piensa en el PP que no se circunscribe al convoluto que ha aupado a Prohens; dice en un divulgado tuit que está orgulloso de reunirse con los que fueron dirigentes del PP, la vieja guardia inmarcesible, por lo que la opinión de los «rojos» (ay con las nunca olvidadas peyorativas adscripciones) no le interesan para, y eso es lo trascendente, dirigiéndose a los suyos afirmar que «a los del PP que critican estas comidas que les Den». Le asisten razones al exalcalde: les dan, y de qué manera, porque no son pocos los que malician que el 28 de mayo la ciudadanía les puede dar a todos un soberbio disgusto, que les deje a los pies de los caballos. Precisemos, obtener más diputados que el PSOE, ganar las elecciones, lo que casi es seguro que ocurra, no excluye la dolorosa posterior derrota; la será de no desalojar a la presidenta Armengol; ahí es por donde penan en el PP asistiendo al cúmulo de despropósitos que perpetran quienes nunca han estado dispuestos a irse del todo. Claro que Prohens no puede alzar la voz cuando participó ufana en la reunión a la que fue convocada por José María Rodríguez obligando a la tibia desautorización del PP nacional.

Observando la generosa sonrisa que exhiben Rodríguez y Matas, cómo el expresidente posa su mano sobre la espalda del exsecretario general, ambos alegres, olvidadas las penurias carcelarias, se ve que están encantados de no haberse ido, que, recios, a pecho descubierto, reivindican lo que fueron y en cierta manera no han dejado de ser. Ante los advenedizos que hoy ocupan la dirección del PP, airean que sin ellos no son nada; es en ese momento cuando entra en juego el siempre osado Ramonell enfatizando el que «les Den». Bueno pues debe ser cierto que los dioses ciegan a los que han optado por perder. No puede olvidarse que en la celebrada comida concurrieron parientes de quienes sí van en las listas, como es el caso del marido de Nuria Riera, despechada, como la que más, y no son pocos, por no estar en la lista en la que pugnaba por integrarse para optar a ser presidenta de la Cámara legislativa autonómica. Ni se les pasa por la cabeza que de obtener junto con la extrema derecha los necesarios 30 diputados, en el reparto van a sudar sangre, que Vox les atará muy corto. El falangista Jorge Campos, que en el debate organizado por Diario de Mallorca estuvo impecable (lo que es, es), con una sola frase, dejada caer a vuelapluma, heló la sangre a Prohens: «lo de Castilla y León», dijo cuando se le preguntó por los pactos. Lo de Castilla y León sabemos lo que supone. Alto precio a satisfacer por el PP a Vox llegado el caso.

¿Qué otras novedades deparará el PP en el tiempo que hay que descontar hasta el 28 de mayo? Aguardemos.

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