Diario de Mallorca

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Últimamente cuando escucho a políticos, sobre todo de Madrid, y también a algunos articulistas y tertulianos importantes, observo que emplean con excesiva frecuencia dos palabras, resiliencia y sesgo, que al oírlas o leerlas me producen cierta alteración. Se han convertido en palabras de moda no solo en la conversación sino también en artículos e informes convirtiéndolas en trending topic, en la conversación —excúseme por caer igualmente en un anglicismo—, expresión igualmente de rabiosa actualidad. Lo peor es que utilizan mal estas palabras porque no conocen su significado o lo que es peor porque pretenden impresionar al personal, usando vocablos que en general la gente desconoce y así de este modo aparentar ser ellos doctos o buenos entendidos de la lengua. Además, la palabra resiliencia la suelen pronunciar mal, dicen «resilencia» en lugar de resiliencia. Y la otra palabra de moda es «sesgo» que se emplea sin ton ni son, pero creen que con ella pueden epatar al oyente o lector.

Resiliencia es un adjetivo femenino que hemos tomado del inglés —resilience— que a su vez procede etimológicamente del latín, del verbo resilere, —prefijo re y verbo silere—. Los resilientes son aquellas personas que tienen capacidad de adaptación ante una situación adversa, preparados para entender las dificultades, adaptarse a ellas y verlas, posiblemente, como una oportunidad. Cuando no pueden modificar la realidad procuran variar sus decisiones, son personas objetivas, saben cuáles son sus potencialidades y sus limitaciones, nunca intentan cambiar las situaciones desfavorables sino controlar sus emociones, suelen ser flexibles y tenaces. Esta palabra es aplicable también a cualquier material que tenga la capacidad de recuperar su forma anterior después de haber sido doblado o aplastado. Por lo tanto, la resiliencia en cuestión de materiales va más allá de la simple resistencia y en términos psicológicos más allá de la serenidad ante la adversidad. ¿Podemos pensar que quienes usan estas voces con soltura y asiduidad conocen su significado?

En cuanto a «sesgo» cuántas veces nos torturan estos pretenciosos diciéndonos que tal reunión ha tomado un sesgo de… Pues bien, no resultaría más fácil, menos pedante, decirnos que en tal la reunión se observó cierta tendencia o inclinación hacia otro lado en la cuestión que se debatía… También nos podrían adelantar que en el comité de… la mayoría se inclinaba hacia tal posición. O que la discusión acabo tomando una deriva (no sesgo, por favor) diferente.

Estas palabras se están repitiendo hasta la saciedad, no paramos de escucharlas y nos cansa, no podemos evitar el pensar cada vez que las oímos o las leemos, que tal vez el hablante o escribiente desconoce su significado. Las palabras deben de representar lo que queremos expresar, lo que nos gustaría trasmitir. Los políticos han descubierto estos vocablos y les gustan. Lo mismo ocurre con «empoderar» o «sinergia» que junto con resiliencia y sesgo atribuyen cierto carácter intelectual, del que suelen carecer. Deberían tener en cuenta que las palabras no se deben de emplear por ser bonitas o desconocidas, sino para ser comprendidas.

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