desde el siglo XX

De Doñana a es Trenc, el negacionismo climático del PP

Francisca Porquer, alcaldesa de Campos por el PP, emitió en su día el sentido quejido de no haber podido urbanizar es Trenc; Moreno Bonilla quiere sacar agua de Doñana

Es Trenc.

Es Trenc. / Nele Bendgens

José Jaume

José Jaume

Lo de Doñana le ha salido rematadamente mal al PP: quería Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía, conseguir unos miles de votos en Huelva para lo que, en comandita con Vox, presenta una propuesta para legalizar los ilegales pozos que secan la inexistente agua que debería abastecer al parque natural. Secar el agua inexistente constituye flagrante oxímoron, o sea: el PP ha pretendido vender algo peor que mercancía averiada a los ilegales regantes. La contundente intervención de la Comisión Europea lo ha dejado a los pies de los caballos. Feijóo, con su cerrado respaldo a Moreno Bonilla, ha hecho otra vez el ridículo; también ha quedado en pelota picada el candidato a presidente del PP en Castilla-La Mancha, Paco Núñez, al asegurar que, de ganar las elecciones, hará con las Tablas de Daimiel, más secas que una mojama, lo mismo que Moreno Bonilla con Doñana. El negacionismo climático del PP empieza a ser casi tan estridente como el de Vox. Nunca superará en decibelios al de la extrema derecha. El miedo a que amplíe el perímetro a su costa le conduce a protagonizar disparates como los de Doñana y las Tablas, donde el PSOE, que gobernó Andalucía por décadas, y en Castilla-La Mancha, que sigue gobernando y parece que retendrá García Page (qué magnífico candidato se ha perdido Ciudadanos), ha incurrido en múltiples desidias y negligencias; por ahí tenía el PP el flanco débil de su adversario; lo que ha hecho ha sido fortificarlo.

Veamos el asunto de es Trenc, por lo que concierne a Mallorca la tercera pata del trípode del negacionismo climático que incuba el PP. La alcaldesa de Campos, la señora Porquer, tuvo a bien dejar muy claras cuáles son sus querencias cuando, a cuenta de la instalación de los chiringuitos en la playa, lamentó dolorida que no hubiera cuajado la urbanización que desde siempre ha pretendido que se materializara el convoluto de Campos. Más allá de las dunas, a 500 metros, dijo en un lejano día Gabriel Cañellas, pero urbanización. No la hubo porque el dirigente de aquella otra derecha, que pudo haber sido y no fue, Jerónimo Albertí, más europea y liberal, en el mejor sentido del término, de la que tenemos, se negó en redondo a que se plasmara sabiendo que le costaría los votos en Campos. Se mantuvo firme. Siempre habrá que agradecérselo.

Cuando estamos a las puertas de un episodio de calor extremo en abril, que nos aventa que el cambio climático ya reina entre nosotros, es cuestión de supervivencia entender que el agua escasea y escaseará, que en verano el horno lo tenemos garantizado, que si las ciudades no se adecuan a lo que nos va a caer no se resistirá. Plantar miles de árboles, cuantos más mejor, que es lo que, por una vez, se pretende hacer en el Paseo Marítimo, intentar que el calor no nos funda. Insistamos, el agua escaseará. Se anuncia que las guerras del futuro serán las del agua. Se supone que pretender urbanizar es Trenc discurre en sentido contrario, cuestión que la señora Porquer es capaz de entender. También lo comprende Moreno Bonilla y el aspirante de Castilla-La Mancha. Por obtener algunos votos más se cae en garrafales errores. Es el caso de Moreno Bonilla. La protección de es Trenc, a pesar del despecho de la alcaldesa Porquer, sigue garantizada.

Acotación nepotista.- El falangista Jorge Campos, líder de Vox, se supone que enlutado por haber sido exhumado José Antonio Primo de Rivera de Cuelgamuros, en su día Valle de los Caídos, no ha querido ser menos que Marga Prohens, para lo que ha colado a su mujer, Montserrat Amat, en la candidatura al Consell de Mallorca. Recordemos cómo se puso la derecha, y con razón, por el caso de nepotismo del PSOE al situar la consellera de Sanidad, Patricia Gómez, a su marido, Juli Fuster, de número dos de la conselleria, cargo del que salió a trompicones por acumular el nepotismo filial al conyugal. PP y Vox incluyen a maridos y mujeres de los líderes en sus listas. La derecha, siempre centrada, está autorizada para la práctica del nepotismo.

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