Artículos de Broma
La guerra es hacer agujeros
La guerra consiste en hacer agujeros al enemigo. Gana el que agujerea con más eficacia, el que consigue que esos orificios estén llenos de cadáveres, que esos buracos apaguen centrales eléctricas, que esas perforaciones conviertan casas en ruinas. Las ruinas son frío, sueño y hambre de intemperie para los que sobreviven. El estruendo de la guerra taladra el silencio con sobrevuelos, sirenas y explosiones que hieren la calma y matan de miedo.
Pasado un año con su invierno, a Ucrania le faltan municiones para seguir su defensa contra la invasión rusa, porque las conversaciones se hablan en inglés y se entienden en chino, las órdenes de detención de la Corte Penal Internacional son un chiste muy celebrado en el centro de Moscú y los insultos de Kiev, por graves que sean, no dan réplica suficiente a los cañonazos.
La invasión rusa ha recuperado para la conflagración contemporánea la eficacia de la artillería (que había dejado de ser la diosa de la guerra, según los que siguen la moda bélica) y la ofensiva respira ocho disparos por minuto, calibre 155, 13 kilos de peso proyectados a 40 kilómetros de distancia con más explosivo y mejor fragmentación que nunca, capaces de hacer muy buenos agujeros.
Matar siempre ha sido hacer agujeros, palabra que viene de aguja, que llega del indoeuropeo para indicar agudo, afilado y remite a las primeras armas y herramientas, de la misma manera que la palabra «obús» llega del francés desde el alemán para referirse a la máquina de lanzar piedras, que va hasta la prehistoria anterior a la capacidad de afilarlas. Ahora mismo, Ucrania tiene la capacidad de hacerle al invasor ruso 110.000 agujeros al mes, mientras que los rusos pueden horadarla casi medio millón de veces en el mismo tiempo. Para equilibrar esto, la Unión Europea trabaja en poner a disposición de Ucrania un millón de proyectiles en 12 meses y repara la factura de 2.000 millones de euros, a buen precio la unidad. Los efectos no tienen precio, pero la guerra se puede pagar. Así de horrible es desde siempre.
Suscríbete para seguir leyendo
- OpiniónEl top diez de la golfería
- OpiniónLimón & vinagre | Matthias Kühn: El Urdangarin de Norma Duval
- OpiniónJaime Martínez y el general Fulgencio Coll nos toman por lerdos
- OpiniónEl estado de Kate Middleton
- OpiniónMamá, la villana favorita
- OpiniónLimón & vinagre | Begoña Gómez: La musa en entredicho
- OpiniónGracias a la ciencia
- OpiniónUn gobierno que no gobierna
escrito sin red
Un gobierno que no gobierna
LA SUERTE DE BESAR