Entrebancs

Ambientes electorales

Ramón Tamames.

Ramón Tamames. / Javier Lizón

Antonio Tarabini

Antonio Tarabini

El mapa político actual y futuro es plural y diverso. El bipartidismo de momento es historia pasada; los frentes tienden a polarizarse y radicalizarse; la gestión política es de día en día más compleja, el liderazgo político (Autoritas) es falible. La ciudadanía, futuros electores, hemos modificado, voluntariamente o no, las estratégicas en nuestros modos y maneras de participar en los diversos procesos electorales.

En consecuencia los perfiles ambientes de las campañas electorales 2023 son y serán muy diversas de convocatorias pasadas. Ejemplos haberlos haylos. Las opciones electorales son múltiples y el voto se dispersa. El hipotético elector ya no se informa (¿?) a través de los medios clásicos de comunicación (prensa, radio, televisión), son sustituidos por las redes sociales especialmente entre los sectores más jóvenes; está por ver qué ocurre en los previsibles debates televisivos; los actos partidistas, los mítines, donde el líder/candidato predica pero no escucha, escasean.

Más allá del partidismo, el frontismo convierte al adversario en enemigo político en ambas aceras aunque con distinta intensidad. Las dos precampañas 2023 están siguiendo las pautas de la legislatura: descalificación y ataque directo al «enemigo». Se aprovecha cualquier ocasión, no en vano la pintan calva. El debate en el Congreso referido a la Ley de Libertad sexual, conocida por su anagrama ‘solo sí es sí’, fue un ejemplo de lo que no debería ser un debate parlamentario. En el consiguiente debate en el Senado, el 21/02/23, el Presidente del PP, Nuñez Feijóo aprovecho la ocasión Y le dice a P. Sánchez: «la Ley molesta a la gente de bien». Y el Presidente del Gobierno le respondió: «Nunca me imaginé que reconocer derechos fuese a molestar a las personas de bien».

Pero el debate político, social, mediático… supera al Parlamento. Qué es y qué no es ser gente de bien. Se trata de dos actitudes antagónicas políticamente, socialmente, culturalmente…

Reproduzco parte de un artículo Gente de bien, gentecilla y gentuza publicado en Vox Populi (23.02.23) escrito por Miguel Giménez, periodista, escritor y Premio Ciudad de Barcelona:

«La gente de bien, la buena gente, es la que vive sin molestar a nadie, sin hacer daño, sin envidias ni rencores, que trabaja y se esfuerza para hacer de su vida y la de los suyos algo cómodo, sólido, con los mínimos necesarios. Gente, en suma, que bebe la vida a gollete y no a sorbitos. De hecho, encuentro a mucha más gente de bien en lo que se refiere a la política en la oposición que en el gobierno y en sus socios. Ahí solo veo a golpistas, etarras, comunistas, corruptos, enfermos, rencorosos, vanidosos, tullidos mentales y seres capaces de las mayores atrocidades con tal de seguir en su cargo».

«La definición, pues, está clara. Si la buena gente estaría entre la gente del PP, de Vox, de lo que queda de Cs, del personal de infantería que no es de ningún partido pueden ustedes mismos rellenar la casilla de la gentecilla y la gentuza. Y con esto termina la clase de hoy, Sánchez. Ahora vas y lo cascas».

Y también reproduzco parte de otro artículo antagónico, Gente de bien y bah, escrito por Pilar Ruiz Costa, publicado en este mismo diario (26/02/23).

La derecha española «Emulando a sus ancestros, Alianza Popular, que se opuso a la ley del divorcio, el Partido Popular mostró la molestia sistemática de todas las leyes que supusieran un avance en eso que llamamos derechos sociales. Desde el matrimonio homosexual (para orgullo patrio, tercer país del mundo en aprobarla; hoy presente en más de 30 países) a la antitabaco, la de igualdad, la reciente ley de eutanasia o hasta el recurso de inconstitucionalidad rechazado estos días por el Tribunal Constitucional contra la ley del aborto de 2010. He aquí el termómetro, en base a lo mucho o muchísimo que estas medidas molesten al lector, para el autocálculo de cada quien de su nivel de gente de bien o bah».

«Un confuso trabalenguas lo mismito que derechas y derechos, o ‘gente bien’ (de posición social y económica elevada) y gente ‘de bien’ (honrada y de buen proceder), aunque los defensores a ultranza de la meritocracia insistan en que lo importante no es —y ojalá no lo sea algún día— de dónde procede uno, sino a dónde va…».

Nos queda ver cómo transcurre la Moción de Censura promovida por Vox, liderada por Ramón Tamames, referente histórico del Partido Comunista (PCE). De momento sólo tiene garantizado el voto de la extrema derecha. El PP, aunque parte relevante de sus propuestas y críticas, coincidan con las propias de Vox y compartan gobierno (vgr. Castilla León) parece que piensa abstenerse; lo que no tendría por qué suponer que el líder PP, Nuñez Feijóo, no exprese sus opiniones, positivas o negativas. Se admiten apuestas.

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