La escopeta nacional

El candidato independiente tiene problemas para comulgar con la ideología totalizadora de Vox

Ramón Tamames con los dirigentes de Vox Ignacio Garriga y Santiago Abascal.

Ramón Tamames con los dirigentes de Vox Ignacio Garriga y Santiago Abascal.

Carmen Lumbierres

Carmen Lumbierres

Un exquisito grupo de varones en situación desahogada, no solo económica, sino como argumento vital de su existencia, ha decidido que tenía ganas de fiesta, pero a diferencia de la familia Leguineche ideada por Berlanga, esta se la vamos a pagar nosotros. Cambian la hacienda en el campo por el Congreso de los Diputados, y el servicio uniformado por los empleados públicos y los representantes del poder legislativo, porque tienen un sentido patrimonialista del Estado. Lo han aprendido desde la cuna, todo les es debido, el sentido de la propiedad está por encima de la libertad, y ni les digo de la fraternidad, por muy constitucionalista que quieran revestir la moción de censura contra el actual Gobierno.

Es el segundo intento, después de la triste intervención de Santiago Abascalen octubre de 2020 que, paradojas de la vida, propició la mejor intervención parlamentaria de Pablo Casado. Necesitan, además de pasárselo bien al estilo camorrista, un poco de visibilidad porque no les van las cosas a la velocidad que habían planificado siguiendo los dictados de sus escuelas de negocios de segunda regional. Y no hay nada más eficaz que concitar la codicia, la envidia y la soberbia para conseguir un grupo dispuesto a hacernos perder el tiempo a todo el mundo, que se ríe de todos nosotros porque nuestras burlas o descalificativos solo les sirven para hacerse más grandes.

Rebatir al esperpento es difícil, y aunque haya cábalas de a quién favorece o perjudica esta representación, alejarse de la tentación de no entrar en ese terreno resbaladizo debería ser una posibilidad a tener en cuenta. El candidato independiente tiene problemas para comulgar con la ideología totalizadora de Vox, y ha condicionado su intervención a no hablar del modelo autonómico, ni del feminismo. Qué más da que no hable de la unidad nacional, ni de la defensa del hombre como un ser vilipendiado, dos de los ejes en los que basa toda su propaganda política, solo le ha faltado pedir que a los inmigrantes en situación irregular ni los toquen.

Lo de menos es el contenido, ni la preocupación por el país, han venido a dar espectáculo y lo van a dar porque las reglas de la democracia juegan para todos. Está en la mano de los demás subirse a la tribuna para decir yo voto en contra sin más explicación, y parar cuanto antes las horas de retransmisión del tardofranquismo, neofascismo o ya no sé bien cómo definirlo, después de un fin de semana anterior con la señora Olona contando durante dos horas lo malo que era el totalitarismo si no estaba ella dentro. Ni acercarse al fuego, que es peligroso, en Castilla y León desde este verano lo saben bien.

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