Limón & vinagre

Risto Mejide: el Poli malo de la tele se atraganta con las uvas

Risto Mejide, durante el programa televisivo 'Todo es mentira'

Risto Mejide, durante el programa televisivo 'Todo es mentira' / EP

Pilar Garcés

Pilar Garcés

Hay señores que no soportan que una mujer les pase por delante en el trabajo. Y luego está Risto Mejide, que no soporta al universo entero, lo ineptos que somos sus pobladores y tampoco a las compañeras que le pasan por delante. El comentado exabrupto con que el presentador barcelonés despidió el año 2022 desde Torrejón de Ardoz para Telecinco y Cuatro se explica por su habitual crueldad al dirigirse al prójimo. Pero hay que felicitarle en su papel de oráculo. Aludió al incipiente embarazo de Cristina Pedroche (Atresmedia) y al hijo fallecido de Ana Obregón (TVE 1) avanzando los motivos (extraprofesionales) por los que ambas le pasarían por delante en audiencia de las Campanadas y así fue. Muy por delante.

Mediaset está a por uvas, con sus programas bandera en caída libre y otros, como el de Nochevieja, donde ni se esperaba a la otrora pujante cadena de Sálvame. Hasta que llegó Risto Mejide y sobrepasó todos los límites de la deportividad. Pocos se enchufaron a sus diatribas la noche del 31 de diciembre. No concitó interés ni siquiera por la curiosidad morbosa (extraprofesional) de verle despedir el año de su divorcio de la influencer Laura Escanes, pero han transcurrido un par de semanas y todavía se habla con pesadumbre de su ataque gratuito a las colegas. De tener una segunda parte el paupérrimo espectáculo que protagonizó junto a Mariló Montero, los audímetros habrían ardido en la tensa espera de sus disculpas. Las hubo. Un poco hipócritas, pero las hubo, aludiendo a los ejecutivos de la televisión que fomentan el «mercado del morbo». En fin.

Ocurren cosas como esta cuando se pone al Grinch a presentar un programa navideño. Se ha pasado de frenada el poli malo de los interrogatorios, el comentarista avinagrado, el coach desprovisto de filtros, el juez sin piedad, el tipo que dice las verdades del barquero, entendiéndose por estas sus ácidas opiniones deliberadamente brutales. Risto Mejide, publicista valorado, es el comensal temido de cualquier sobremesa que nos hace odiar la sinceridad, porque para qué la queremos si se puede ser un poco más felices.

Aseguran tanto sus hagiógrafos como sus detractores que es brillante y culto, y que de niño sufrió bullying, algo que explicaría que se gane la vida a su vez haciendo llorar a los debutantes en los concursos de talento, y rebuscando en las flaquezas ajenas. En sus redes anotó que la noche de autos, la última del año pasado y después del latigazo a las competidoras, acabó en urgencias con un dedo roto por varios sitios. Será el que mete en la llaga, que se le ha desgastado de tanto usarlo. «En esta vida no todo vale, Risto Mejide. Tus comentarios machistas y repulsivos hacia Cristina Pedroche, por estar embarazada, y hacia mí, por haber perdido mi único hijo, diciendo que utilizamos eso para tener audiencia, duelen. Duelen mucho. Pero también duele tu risa al final del comentario, como si fuera divertido enterrar a un hijo. No lo es Risto. Y no te lo deseo ni a ti ni a nadie», le contraatacó Ana Obregón, medalla de plata de las Campanadas y campeona de la resiliencia después de sufrir lo indecible en la vida.

La audiencia la quiere y valora su esfuerzo por seguir adelante tras el palo que le ha dado el destino. No necesita un Risto que la evalúe, pues suyos son algunos de los mayores éxitos de la historia de la televisión.

Con una docena larga de programas en su haber, algunos tan longevos como Todo es mentira, no todo el mundo sufre viendo a Mejide repartir estopa contra seres más o menos vulnerables. Hay quien aprecia su verbo ácido, la inteligencia que ha puesto al servicio de personajes tan dispares como Cristina Cifuentes del PP o Britney Spears y su capacidad de generar espectáculo, a base de encontronazos con otros presentadores tan conocidos como él gracias a comentarios homófobos o sencillamente tóxicos. El de Nochevieja, dicen, le ha restado seguidores en las redes sociales. Ya volverán. Si se habla de él, aunque sea mal, más ejemplares venderá de su próxima novela, titulada Dieciséis notas, que sale en marzo y se anuncia así: «1720. Tras la muerte de su esposa, Johann Sebastian Bach conoce a una soprano a la que dobla la edad y cometen el error de enamorarse». No sé si les suena, no vayamos a buscarle las vueltas a todo, que parece que estemos mirando escaparates en el «mercado del morbo».

Yo solo quiero saber si ese tal Bach se toma su carrera en serio, si es un niñato, si por sí solo no llenaría ni un geriátrico, si es una persona o un producto...

Risto Mejide, durante el programa televisivo ‘Todo es mentira’.

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