Oblicuidad
El mundo entero se ríe con ganas de Elon Musk
Elon Musk ha desbancado a Donald Trump en el panteón de los seres desmesurados a quienes amamos odiar. El mundo entero se ríe con ganas del creador de PayPal y Tesla, que vuelve a sentirse el niño maltratado por su progenitor. El acolchado de miles de millones de euros no protege a quien ya fue salvajemente satirizado por Mark Rylance en No Mires Arriba. El insuperable actor británico enfocó su mimetismo camaleónico «a quienes creen que van a salvar a la humanidad y son peligrosos».
Los huecos en la agenda de Musk son de cinco minutos, si accedes a sus faldas no dispones de más tiempo para venderle un proyecto. Sin embargo, las carcajadas desatadas por su irrisoria gestión de Twitter exceden el margen de esos 300 segundos. Y si a estas alturas hemos de citar una segunda película que lo crucifica, algo no funciona según lo previsto en el imperio galáctico del hombre que ya ni siquiera es el más rico del mundo. En El Misterio de Glass Onion, que es la segunda parte de Puñales por la Espalda y viene programada en Netflix, la encarnación del multimillonario se ha encomendado a Edward Norton.
Por tanto, Musk puede levantar su mentón cincelado tras haber sido interpretado por dos actores sin parangón, pero en ambos casos con el objeto de ridiculizarlo. Por si el escarnio disfrazado de ficción requiriera de adjetivos, Norton ha descrito su personaje como un compendio de «esos genios que han resultado ser idiotas y fraudulentos», con perdón. Por si alguien precisa de una aclaración, la lista incluiría a Steve Jobs, Mark Zuckerberg o Jeff Bezos, a quien libero de la condición infamante por mi prerrogativa de autor de estas líneas.
Por si no había quedado claro, Norton remachó ante la insistencia de Whoopi Goldberg que había retratado a «un superhombre de los narcisistas Illuminati». Eso no se le dice a quien ha acumulado más de 180 mil millones, primero de ida y ahora de vuelta. Queda claro que Estados Unidos sigue siendo el segundo país del mundo después de España donde resulta más fácil enriquecerse, pero los nativos se muestran a continuación inmisericordes con sus magnates. Musk ha cumplimentado la máxima de Hemingway, «la única diferencia entre los ricos y el resto de la población es que los ricos tienen más dinero». Se ha convertido en un actor de comedia, pero negra, un color que favorece en su vestuario.
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