Milagros del año electoral

Miguel Vicens

Miguel Vicens

El bus de la EMT empieza el año estrenando la gratuidad de todas sus líneas, un alivio para las familias que más sufren las consecuencias de la desbocada subida de precios y una gran oportunidad de cambio para aquellos que todavía no se bajan del automóvil ni para recorrer dos manzanas. Más pronto que tarde tendrán que hacerlo o ponerse el coche por sombrero. La obligatoria implantación por ley de una zona de bajas emisiones, con severas restricciones a la circulación y aparcamiento de vehículos privados, a la que Palma ya llega tarde, así como la conversión del Paseo Marítimo en un bulevar, conducirá a ello por las bravas y sin otras alternativas, porque la primera norma ahora es no ofrecer ninguna facilidad al uso del coche en la ciudad, más bien todo lo contrario.

Lo de la gratuidad del bus en Palma es una forma de hablar, una medalla para el alcalde Hila, que buena falta le hace en su balance de legislatura, porque para que haya sido posible implantarla, pasando de la bonificación del 50% al gratis total, Madrid ha tenido que comprometer 40 millones de euros y el Govern otros 20 que no han caído del cielo. Los años electorales obran milagros con los impuestos de los ciudadanos. Pero al menos Cort cuenta con la experiencia que le ha ofrecido el precedente de la implantación de la gratuidad en el tren, vigente desde el pasado 1 de septiembre. Sabe, en consecuencia, que la medida también se le puede volver en su contra si no es capaz de gestionar la saturación de pasajeros que provocará, especialmente en las líneas con más personas, esas en las que los autobuses ya dejan a usuarios en la calle cada día con total normalidad. Cort asegura que se ha reforzado y los sindicatos temen la avalancha y recuerdan que pese a la contratación de nuevos chóferes también se han producido jubilaciones. El domingo empieza la prueba de estrés.