Tribuna

Sobre la negociación colectiva laboral

Francesc Mellado

Francesc Mellado

El artículo 37.1 de la Constitución Española garantiza, como derecho fundamental, la negociación colectiva laboral y marca, de manera nítida, quienes son los actores en la negociación de los convenios que regulan las condiciones laborales en las que tanto trabajadores como empresarios deben ejercer sus derechos y deberes.

Los sindicatos y las patronales son, de forma autónoma y exclusiva, los únicos responsables de decidir cuáles serán las condiciones que afectan al conjunto de trabajadores y trabajadoras de una empresa o de un sector. En los convenios, se dirimen, entre otros, aspectos tan importantes como son las remuneraciones, la contratación, la jornada de trabajo, la promoción, la seguridad y la salud; cuestiones de vital importancia ya que de ellas dependen, en gran medida, el bienestar individual y social de la mayoría de ciudadanos y ciudadanas.

Del mismo modo, el acuerdo emanado de la negociación colectiva laboral -que se sustancia en una norma como es el convenio- tiene como resultado colateral establecer un marco de paz social, pues resuelve el conflicto que se genera en las relaciones entre el capital y la fuerza del trabajo. Aunque resulte obvio decirlo, y para que no haya equívocos, esta paz social no es el objetivo de la negociación, si no, más bien, el resultado de la misma.

Como hemos dicho, del mandato constitucional se desprende quienes son los sujetos que protagonizan la negociación colectiva laboral de manera autónoma y exclusiva: los sindicatos, como la organización de las personas trabajadoras en defensa de sus intereses, y las patronales, que aportan el capital y los medios de producción para la consecución de beneficios. Los unos como los otros, a buen seguro, guardan con auténtico celo la autonomía y la exclusividad en la negociación, pues son los únicos responsables tanto de los aciertos como de los errores de las decisiones que se toman.

Salvaguardar esta exclusividad y autonomía en la negociación colectiva de las injerencias políticas es clave para el buen desarrollo de la misma, ya que, los intereses defendidos por los sindicatos no son exactamente los mismos que los defendidos desde el ámbito político; los primeros responden a los intereses de la clase trabajadora y los otros al interés general.

Ahora bien, dejando claro lo anterior, es cierto que desde la política se pueden favorecer determinados aspectos que faciliten de manera tangencial esta negociación, como pueden ser la creación o el mantenimiento de instrumentos que favorezcan las relaciones capital-trabajo. De manera no extensiva, organismos como los tribunales de mediación y arbitraje, los institutos para la promoción y la vigilancia de la salud y la seguridad laboral, la formación profesional, la inspección de trabajo y los servicios de empleo, son entidades que -dependiendo de las administraciones y de su voluntad para su buen funcionamiento- pueden ser muy útiles para llegar a acuerdos en la negociación colectiva.

El próximo año caduca el convenio de hostelería de las Islas Baleares, el cual afecta al mayor número de trabajadoras y trabajadores en nuestra comunidad -de manera directa se cifra en unas 150.000 personas- que se encarga de regular las condiciones salariales y, por tanto, del bienestar económico de muchas familias, pero también de las circunstancias laborales en las que se desarrollan los trabajos. Desde Comisiones Obreras, somos conscientes que estas últimas son tan importantes como las salariales.

Por todo lo anterior, aspectos relacionados con las cargas de trabajo, la estabilidad en el empleo, la mejora de la salud laboral, la conciliación familiar y la cualificación profesional, son elementos de enorme importancia para la mejora sustancial de las condiciones laborales, personales y sociales de los trabajadores y de las trabajadoras y, no nos cabe la menor duda, que también para la industria turística en su conjunto.

Pretender ajustar la negociación de un convenio como es el de hostelería, a la mera reivindicación salarial para garantizar de manera rápida la paz social -dejando de lado estas cuestiones- sería un error que no estamos dispuestos a cometer. Pongámonos todos y todas a trabajar.