Una ibicenca fuera de Ibiza

Héroes y villanos

Pilar Ruiz Costa

Pilar Ruiz Costa

Zolodymyr Zelensky y el espíritu de Ucrania han sido elegidos ‘Persona del Año 2022’ según la revista TIME. Las mujeres de Irán son los ‘Héroes del año’. A Zelenski se le valora algo tan simple en apariencia como permanecer. No salir huyendo a pesar del claro riesgo de ser objetivo de los invasores. El capitán debería ser siempre el último en abandonar el barco pero, claro, hay capitanes y capitanes. La revista destaca también que Ucrania ha conseguido «unir al mundo en defensa de la libertad y recordarnos la fragilidad de la democracia y de la paz».

95 años ya desde la primera portada del, por aquel entonces, ‘Hombre del año’ que en una ocasión, en 2011, los españoles tuvimos el privilegio de coprotagonizar bajo el título de The Protester (El Indignado). Se reconocía la importancia histórica de las protestas populares que arrancaron con la Primavera Árabe y se fueron replicando en Madrid, Londres, Atenas… en todo un planeta envuelto en crisis económicas y humanitarias. En España fue el basta ya a las políticas de austeridad impuestas por unos políticos salpicados en casos de corrupción. 350.000 desahucios y el hastío de ver cómo se vendía lo público se volvieron mareas blanca, verde, naranja y granate que TIME honraba en su portada.

Pero también Hitler fue portada en 1938. La revista describía al galardonado como «la mayor fuerza amenazante que enfrenta hoy el mundo democrático y amante de la libertad». Porque la ‘persona o personas del año’ son las más influyentes. Las que más afectaron a nuestras vidas. Para bien… o para mal. Las responsables de eso que es ‘hacer historia’, pero basta abrir cualquier periódico al azar para comprobar que la historia no siempre es buena.

Ser portada de TIME puede ser un honor o una vergüenza. En España, este reconocimiento a la infamia lo otorga la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales. El premio, ‘Corazón de piedra’, reconoce a «las personas o instituciones que muestren mayor insensibilidad y cuyas opiniones o actuaciones produzcan más desamparo y sufrimiento a las personas y familias más vulnerables». En enero de este año se daba a conocer el ‘Corazón de piedra 2021’, concedido a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, como «reconocimiento a su infame gestión de las residencias de mayores en la Comunidad durante la pandemia y por impedir el traslado a hospitales de las personas residentes de los centros geriátricos aplicando criterios de selección de pacientes por edad, nivel de dependencia o discapacidad intelectual en vez de criterios clínicos y de expectativas objetivas de supervivencia, lo que causó la muerte de miles de residentes».

Un premio muy vigente esta semana que se cumplen mil días de que el Gobierno de Ayuso aprobara el Protocolo que provocó que solo entre marzo y abril de 2020 7.291 ancianos murieran sin recibir atención médica. Un triaje que no se impuso en los centros privados aunque la Consejería de la Comunidad ostentaba el mando único también sobre la sanidad de titularidad privada. Los mayores en residencias con seguro privado sí fueron trasladados a centros hospitalarios. Pero también se incumplió en las residencias la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que obligaba a medicalizarlas.

Ayuso se defendía en la Asamblea de Madrid de las acusaciones por su nefasta gestión de las residencias alegando: «No deberíamos hacer de la anécdota categoría». La anécdota. Amnistía Internacional denuncia cinco violaciones de derechos humanos en residencias: a la salud, a la vida, a la no discriminación, a la vida privada y familiar y a una muerte digna y el informe de Envejecimiento en la Red revela que Madrid ostenta el triste récord de exceso de mortalidad en residencias: un 53% superior a la media de España.

El gobierno de Ayuso rechaza crear una comisión que investigue estas muertes porque, en palabras de su vicepresidente, Enrique Ossorio, «las familias ya lo han superado y abrir una investigación mandaría el mensaje falso de que las muertes se podrían haber evitado».

Y así, se va formando la historia. A veces con protagonistas improbables como el actor que interpretaba a un presidente en una serie de televisión y la chica que llevaba las redes sociales del perro de una presidenta convertidos en aquellos mismos presidentes.

Así coloca el tiempo a los verdaderos defensores de la libertad y la democracia. Lo que fue anécdota y lo que es historia. Los héroes y villanos. Algunos, por soltarse el pelo; otros, porque se quedan. Otros vestidos de bata blanca o puntualmente, cada vez que la (mala) historia se repita, héroes en una marea. Como el pasado 13 de noviembre en la primera gran movilización contra las políticas de Ayuso, con cientos de miles de sanitarios exhaustos y pacientes indignados, guardando un emotivo minuto de silencio por todos los mayores fallecidos en residencias durante la pandemia.

Parece que no, que los héroes aún no lo han superado…

@otropostdata

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