¿Con qué balas mataréis las ideas? La frase pronunciada por Aurora Picornell antes de ser asesinada la víspera de Reyes de 1937 vuelve a resonar con fuerza en Mallorca, tras la identificación de sus restos, hallados a finales del pasado año en la fosa número tres del cementerio de Son Coletes, en Manacor. El cuerpo de la costurera, de 25 años, icono de la lucha feminista y obrera, se halló junto a otros cuatro que podrían corresponder a compañeras modistas: Belarmina González Rodríguez, Catalina Flaquer Pascual y sus hijas, Antònia y Maria, conocidas como ‘las Rojas del Molinar’, todas ejecutadas esa misma noche, tras un duro cautiverio en la prisión de Can Sales. La joven activista, madre de una niña de dos años y embarazada en aquel momento, cayó abatida por cinco balas y aferrada a su única arma, una pluma con la que agitaba las conciencias frente a la injusticia y el padecimiento de las mujeres y los trabajadores de la época. Sus verdugos le arrebataron la vida, pero no pudieron impedir que sus palabras sigan palpitando con fuerza 85 años después y que su recuperación se sienta como un «hecho histórico».

Además de dignificar la persona y el legado de Aurora Picornell para la conquista de derechos sociales que hoy disfrutamos, su identificación permite afinar con datos objetivos el relato de la historia, que hasta ahora ubicaba su fusilamiento en Porreres y no en Manacor, al tiempo que sitúa en primera plana de la actualidad informativa la rememoración de la barbarie desatada en la isla tras el golpe franquista, especialmente visible en el ensañamiento que padeció su familia: mataron a su padre, a sus hermanos y cinco años después, a su marido. El gélido silencio con que PP, Vox y Ciudadanos acogieron en el pleno del Consell la relevante noticia, aplaudida por los partidos de la izquierda, retrata la fragilidad de las convicciones democráticas esenciales. Triste e inquietante estampa tras 47 años de democracia, que la popular Marga Prohens trató de recomponer con un polémico tuit, demasiado equidistante para algunos y valiente para otros, por contribuir al avance en el camino de la reparación a las víctimas de un «capítulo oscuro de nuestra historia», cuya condena se sigue resistiendo en ámbitos de la derecha y se jalea en la ultraderecha. La iniciativa de nombrarla Hija Ilustre de Palma, que exige una mayoría de cuatro quintas partes del pleno, brinda una nueva oportunidad para ahondar en la calidad de nuestro sistema democrático y reforzar los principios básicos de la convivencia en una sociedad diversa, pacífica y justa.

Como Aurora Picornell, que ha tardado 85 años, cientos de represaliados del franquismo siguen esperando en fosas y cunetas de la isla. Hasta la fecha, se han recuperado los restos de 220 personas, 42 han sido identificadas y 37 ya se han entregado a sus familias para que reciban digna sepultura y cierren su duelo. Tenemos el deber de no olvidar la historia y de educar a las nuevas generaciones en el respeto a la vida y a la dignidad humana para que no se vuelva a repetir.