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Lucía Velasco

El futuro ya está aquí

Lucía Velasco

El talento de las mujeres es insuficiente

¿Acaso los lugares donde la mujer no está representada de forma proporcional a su peso en la sociedad son infinitos? ¡Cuándo se acaba esta pesadilla reivindicativa!

L a semana pasada escuchaba por enésima vez, en un evento de alto nivel, a cinco líderes empresariales que hablaban de lo importante que era aprovechar el talento a raudales que tenían las mujeres. Se lo decían a la presentadora, claro, que era la única mujer que había por allí. Sorprende que ni siquiera los más progresistas son capaces de exigir que haya representación paritaria en las mesas en las que participan, no vaya a ser que eso les suponga tener que ser consecuentes y no participar.

Tienen que ser las mujeres, infatigables, afónicas de tanto decirlo, quienes sonrojen a los organizadores. A veces pareciera que no avanzamos. Entiendo la fatiga que a muchos les puede provocar el reclamo de igualdad entre hombres y mujeres. ¡Estas activistas cada día se quejan de algo nuevo! Ahora que ya están en los consejos de administración quieren también estar en los puestos directivos; que si las mesas de expertos, que si repartir las tareas del hogar, que si los mismos salarios…

¿Acaso los lugares donde la mujer no está representada de forma proporcional a su peso en la sociedad son infinitos? ¡Cuándo se acaba esta pesadilla reivindicativa! Traigo malas noticias, vengo a añadir un nuevo punto a la lista.

La representación es fundamental a la hora de construir realidades y transmitir los valores de una sociedad, al igual que lo es el lenguaje. Y no, no vengo a hablar de los niñes sino de la realidad laboral. ¿Sabríamos identificar dónde se esconden los prejuicios sociales en nuestras ofertas de trabajo? ¿Podríamos neutralizar una evaluación de desempeño sesgada? Se hace de forma inconsciente y resulta complicado detectarlo, por eso aquí puede ser muy útil la inteligencia artificial.

Ya hay toda una nueva generación de herramientas de análisis del lenguaje que, aplicadas al ámbito de los recursos humanos, están aflorando una desigualdad corrosiva, invisible y cultural que explica muchas de las realidades con las que luego nos encontramos. Si creímos que eran fruto del esfuerzo estábamos equivocadas.

En el caso de las evaluaciones de desempeño, a las mujeres se les hacen comentarios explícitos negativos en casi un 80% de los casos, frente a solo un 2% de los hombres. Ellas además reciben comentarios sobre su personalidad. Si tienen más de 40 años el feedback es inservible, opinativo y no accionable.

Palabras que aparecen en la mayoría de las reseñas sobre mujeres: conflictiva, difícil, testaruda o amable. Las usan tanto de mujeres como hombres porque el machismo no es solo cosa de hombres. Incluso en los casos en los que los revisores creen que están dando una valoración positiva, ésta se centra más en los logros del equipo que en sus contribuciones individuales. Aunque quizá ningún término sea más representativo de los prejuicios que la palabra ambicioso. Una empresa de software ha analizado más de 25.000 evaluaciones y ha comprobado que el 63% de los hombres lo son, frente al 17% de las mujeres. En ellos la confianza y la ambición son términos positivos. En las mujeres no. La buena noticia es que ahora hay algoritmos que nos ayudan a combatir estos sesgos.

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