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Asunción Valdés

El compromiso social de Carlos III de Inglaterra

Las preocupaciones de los Príncipes de Gales y de Asturias, en la primera visita oficial del heredero español a Gran Bretaña

Cuando en Manchester se cierran oficinas y comercios, el centro se queda solitario y se palpa la marginación. Es la sensación que tuve en febrero de 2000, cuando el Príncipe Carlos acompañó a Don Felipe a visitar el semanario The Big Issue North (El gran asunto del norte); la publicación que venden personas sin hogar o drogadictos para que, con sus propios recursos, puedan recuperar la confianza en sí mismos y salir de la pobreza. El heredero de la Corona española quedó muy impresionado por este proyecto que nació en Londres como The Big Issue y se extendió a otras zonas del Reino Unido, contando con los auspicios de la Corona.

La ciudad en la que se desarrolló principalmente el viaje del Príncipe de Asturias fue la que inspiró, en la segunda mitad del XIX, a Karl Marx, corresponsal londinense de La Gazeta Renana, para escribir El Capital, obra cumbre de la revolución comunista que cambió el curso de la Historia. Los telares de Manchester, donde los obreros carecían de derechos sociales, se han convertido en vestigio de la arquitectura industrial. El ahora Rey Carlos llevó a su primo a conocer estos edificios, parte del patrimonio británico. Un objetivo más de Charles, comprometido con la recuperación de zonas urbanas que han perdido su vida al entrar en la era post industrial.

El sucesor de Isabel II ha desarrollado su personalidad a su manera. Con independencia, alzó la voz para criticar construcciones modernas que alteraban el perfil de Londres. No ha sido la única vez que su conducta ha sorprendido, por el proverbio que sustenta teóricamente a la Monarquía parlamentaria: «El Rey reina, pero no gobierna». No obstante, en estos, a veces, confusos límites, el Príncipe de Gales, por medio de cartas dirigidas a los ministros, ha transmitido la necesidad de proteger el medio ambiente. Él mismo lo practica en sus propiedades agrícolas; peculiaridad de la Corona británica, una de las grandes fortunas del mundo por sus bienes muebles e inmuebles. El entonces Alteza Real gestionaba sus grandes inquietudes bajo el patronazgo de fundaciones filantrópicas.

El programa de los dos príncipes herederos en Manchester incluyó también la visita a una de las tiendas que venden los productos ecológicos -organic food- de las tierras, granjas y establos del primogénito de la Reina. El campo es la gran pasión de Charles y la casa rural de Highgrove, en el condado de Gloucestershire, su paraíso para disfrutar de la naturaleza y el desarrollo sostenible. Nada de insecticidas para cuidar jardines y cultivos, y paneles solares para obtener energía limpia. Cuatro años antes, el Príncipe de Asturias había estrenado La España salvaje, la serie de diez capítulos de RTVE, en la que Don Felipe mostraba la riqueza de la fauna y la flora española, alertando de la necesidad de preservar el medio ambiente y no olvidar a los habitantes de zonas rurales.

Aquella primera visita oficial del actual Felipe VI al Reino Unido, invitado por el Príncipe de Gales, tuvo asimismo Londres como escenario: la audiencia con Su Majestad la Reina, en forma de té familiar, en el Palacio de Buckingham, y la cena en la residencia del heredero de la Corona, el Palacio de Saint James, un bello edificio de ladrillo rojo, estilo Tudor, situado en la City de Westminster. Al entrar en el comedor, una atmósfera especial envolvía la gran sala, iluminada solo con velas. Quizá, Carlos presentía la necesidad de disminuir los combustibles contaminantes para evitar el cambio climático. Con razón una de las medidas tomadas por la flamante primera ministra, Liz Truss, ha sido ayudas a los británicos para pagar facturas de luz y calefacción. Un nuevo Rey para una nueva era, en tiempos recios y difíciles.

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