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Jorge Fauró

Arenas movedizas

Jorge Fauró

Manos a la Obra

El papa Francisco, cuyo pontificado ha enviado señales de significativos avances en algunas posiciones arcaicas de la Iglesia católica (del divorcio y las relaciones homosexuales a su reciente aceptación de la teoría del Big Bang, aunque sea «obra de Dios»), acaba de poner el cascabel al gato. El gato es el Opus Dei y el cascabel es la aprobación del documento Ad charisma tuendum (Para tutelar el carisma), que en la práctica representa una significativa pérdida de poder y de independencia de la prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei, fundada en 1928 por Josemaría Escrivá de Balaguer y reconocida por la Iglesia católica desde 1943.

De acuerdo al motu proprio papal, el prelado del Opus no podrá ser distinguido obispo ni llevar el anillo ni las vestiduras episcopales. Además de otras consideraciones en menoscabo de su jurisdicción, deberá rendir cuentas de sus actuaciones apostólicas cada año en lugar de cada cinco, como venía ocurriendo hasta ahora. En suma, Francisco los ha atado corto.

Al margen de consideraciones religiosas, cuestionadas por antiguos miembros que decidieron abandonar la Obra y por las posiciones más progresistas de la Iglesia, la degradación ordenada por el Papa amenaza seriamente la influencia política de la entidad ultraconservadora, que en el caso de España se inició en los gobiernos tecnócratas de Franco de la década de 1960 («Nos han hecho ministros», dijo Escrivá de Balaguer) y reverdeció con los gabinetes del Partido Popular, desde la elección de José María Aznar como presidente del Gobierno a partir de 1996. Desde ese año, con Aznar o con Mariano Rajoy no ha habido Gobierno popular en España sin ministros del Opus, una cuota trasladada religiosamente a no pocas comunidades autónomas regidas por la gaviota.

Será interesante comprobar en qué grado afecta la decisión del Vaticano a la influencia del Opus Dei en futuros gobiernos de Alberto Núñez Feijóo, en el caso de que algún día se convierta en presidente; si, al contrario de lo que ocurrió en los consejos de ministros del PP, los puestos de un hipotético gabinete del gallego reúnen un perfil más laico que el de sus antecesores; y si la resolución papal representa o no una merma en la permeabilidad política de la prelatura.

En las últimas décadas, el peso gubernamental del Opus Dei en España no ha sido menor, tanto en ministros y secretarios de Estado pertenecientes a la Obra como en representantes públicos muy cercanos a ella. Federico Trillo, Isabel Tocino, Ángel Acebes, Jorge Fernández Díaz, Luis de Guindos, José María Michavila, Benigno Blanco y José Manuel Romay Beccaría son solo algunos exmiembros del Gobierno que no han ocultado su pertenencia a una entidad que está presente en más de 60 países e integra a más de 90.000 miembros laicos y 2.000 sacerdotes

Aunque Núñez Feijóo no exhibe una excesiva religiosidad en su vida personal (vive en pareja, tiene un hijo y se le considera alérgico al matrimonio), es precisamente el también gallego Romay Beccaría (algunos exdirigentes del PP se referían a él como el obispo) al que todos apuntan como mentor del líder popular. Fue Romay quien, siendo ministro de Sanidad, llevó a Feijóo a Madrid para convertirle en secretario general de Asistencia Sanitaria y luego en máximo responsable del Insalud. El resto es conocido. Ya como presidente regional, la oposición en Galicia realizó numerosos esfuerzos por vincular con el Opus al emergente pope autonómico. Les dio motivos. Algunos de sus principales colaboradores militaban en la organización religiosa, devolvió los conciertos a colegios de la Obra que segregaban por sexos y repartió millonarias subvenciones a una fundación vinculada con la prelatura que se mantuvo varios años sin presentar sus cuentas. El capítulo más oscuro de Feijóo, el que le vinculaba en viajes de placer por el Mediterráneo junto al narco Marcial Dorado, también apareja vínculos indirectos con Romay. Fue el chófer de este quien presentó a Feijóo al personaje con quien aparece en las fotografías a bordo de un barco.

No ha trascendido si en la nueva ejecutiva del Partido Popular hay miembros del Opus Dei o, al menos, no ha sido noticia, de lo que se desprende que, de antemano, su presencia no es significativa. El tiempo dirá si el papa Francisco ha allanado el camino a Feijóo para componer un futuro Gobierno libre del Opus o si, por el contrario, la Obra presionará para seguir manteniendo su cuota en gobiernos conservadores. En suma, para tutelar el carisma.

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