Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Gemma Ubasart

El centro no existe

La izquierda ya no puede ganar elecciones sin un programa ni un relato

Cuando íbamos a la facultad, varios profesores remarcaban una idea bastante hegemónica en la ciencia política española: que las formaciones políticas tenían que girar hacia el centro para captar el máximo de voto posible. En aquellos tiempos se pensaba básicamente en el bipartidismo de alcance estatal (PSOE y PP) y de manera extensiva en IU. Pero también se aplicaba a los actores que actuaban en las arenas políticas subestatales, sobre todo la catalana y vasca. Partían de la premisa que la mayoría de la sociedad española se autoubica en la escala ideológica del 1 al 10 en posiciones de centro (la media se sitúa sobre el 4,7 en datos del CIS) y que por lo tanto allá es donde se podían recoger más espaldarazos electorales.

A finales del siglo XX esta mirada tenía efectos programáticos importantes sobre todo en las fuerzas políticas de izquierda. Cuando en los ochenta y noventa se hablaba de «centrar» básicamente quería decir asumir los postulados neoliberales que se iban haciendo hegemónicos desde la irrupción de Reagan y Thatcher. Las terceras vías, las apuestas por el workfare o el new labour, pretendían dibujar un rostro humano a unas recetas basadas en la globalización neoliberal y la financiarización de la economía. Y aplicadas al gobierno y la administración quería decir reducción del Estado (menos intervención en la economía y menos regulación) y nueva gestión pública.

Si el viaje hacia el centro fue cierto en algún momento (tengo mis dudas, y lo podría argumentar), este constructo actualmente es solo un espejismo. A partir de la crisis de régimen pos gran recesión el campo de juego es más claro y diáfano. Y no porque en España haya sido un imposible histórico construir un partido liberal, hecho que daría entender que hay poco centro. Sino porque en sí mismo el centro no existe y lo que está en disputa es la construcción de la centralidad. Una batalla cultural por el sentido común. Y esta, si no se hace desde postulados de progreso, se hará desde el retorno al conservadurismo o, incluso, a la reacción.

La izquierda ya no puede ganar elecciones sin un programa, un relato y una construcción cultural de emancipación. Y este es el principal aprendizaje que se puede extraer de las elecciones a la Comunidad de Madrid, Castilla y León y Andalucía.

Compartir el artículo

stats