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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Podemos se equivoca de playa

La circunstancia más extraña de la campaña El verano también es nuestro no consiste en que las imágenes se hayan robado a las mujeres expuestas sin su consentimiento, ni en la horrenda composición del cartel, ni en que la presunta playa sea una ilustración depresiva fruto de la imaginación de personas que nunca han pisado un arenal. Lo inadmisible es que no aparezca ninguna mujer fumando, una discriminación intolerable desde el ministerio de Igualdad. Se presupone que las fumadoras pierden el derecho a tostarse al sol. O tal vez que pronunciarse contra el tabaco o tabacofobia no implica desdeñar ni denigrar a quienes lo usan, pero esta segunda hipótesis desbarataría a las mentes calenturientas del Gobierno de Podemos.

Se esgrimirá que el tabaco daña seriamente la salud. Sin embargo, en el mismo medio que recoge la campaña El verano también es nuestro y a la página siguiente, un prestigioso cardiólogo advierte de que «La obesidad traerá una oleada de infartos a edades impensables». De hecho, otros ministros de Podemos predican una epidemia de sobrepeso y de acuerdo con los axiomas punitivos del partido de exizquierdas, proponen la prohibición de la carne en general, de las grasas en particular, de las bebidas festivas y de los alimentos ultraprocesados, como si hubiera uno solo que no hubiera desfilado ante la química.

La única intención de la campaña consiste en crear el concepto por supuesto penal de «violencia estética». La nueva variante no solo castiga el intolerable menosprecio a cualquier cuerpo humano. Propone además que cada vez que se ensalza a una mujer, se está insultando a todas las demás. De este modo se acaba proscribiendo cualquier comentario, salvo que se dirija contra Isabel Díaz Ayuso, que merece todo tipo de agresiones por no militar en el partido correcto. El verano también es nuestro solo denota la animadversión contra el ocio playero, y alguien tendrá que explicar por qué «gordo» es un insulto y el cursi «curvy» es cariñoso. En cada desembarco, Podemos se equivoca de playa.

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