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Antonio Papell

Yolanda Díaz, clave de la izquierda

Todo indica que los resultados de las elecciones andaluzas confirmarán el nuevo equilibrio político en España, que va consolidándose poco a poco: si desde la Transición al final de la legislatura de Rajoy hemos mantenido un bipartidismo imperfecto que ha permitido con normalidad las alternancias (desde 1982, ha habido tres presidentes socialistas, uno de ellos en ejercicio, y dos populares), ahora parece claro que PP y PSOE serán capaces de mantener unos espacios sensiblemente mayoritarios pero incapaces de gobernar en solitario. El mapa será a cuatro: el PP necesitará el respaldo de Vox para gobernar, con lo que ello representa de concesión a ideas radicales, y el PSOE habrá de apoyarse en otra u otras formaciones de más a su izquierda o con intereses nacionalistas predominantes. Y como el nacionalismo progresista catalán y vasco tiene la dimensión que tiene, el principal apoyo deberá ser una fuerza que reconstituya lo que fue en sus orígenes —antes de las escisiones— Unidas Podemos, es decir, la agrupación que pretende formar Yolanda Díaz, sin duda la personalidad política más relevante de este espacio político, que está siendo además una protagonista importante de la actual etapa de gobierno, en el que ocupa la cartera de Trabajo como vicepresidenta.

Se ha recordado estos días que cuando Pablo Iglesias firmó la coalición con el PSOE, habló de construir un partido de Estado y de mantener embridadas las diferencias mediante una lealtad recíproca con la otra parte. Sin embargo, tras su marcha del ejecutivo, la Secretaría General de Podemos, Ione Belarra, ha iniciado una deriva tendente a la diferenciación cada vez más intensa de su organización con respecto a la fuerza mayoritaria. El choque de más calado ha sido el relativo a la guerra de Ucrania y al papel de la OTAN, ya que la izquierda radical ha resucitado los viejos fantasmas antinorteamericanos cuando lo evidente es que la posición expansionista y autoritaria de Rusia está amenazando claramente la seguridad europea. Parece que no se ha visto todavía que Rusia no es el guardián de las esencias utópicas del socialismo sino un gigante burgués con pies de barro gobernado por un autócrata desequilibrado con afanes expansionistas y sin el menor respeto por el establecimiento de un orden mundial pacífico tras el hundimiento por consunción del bloque soviético tras la guerra fría.

UP, la coalición de Izquierda Unida con Podemos, se formó en 2016, y actualmente, tras la marcha de Iglesias, está liderada por Yolanda Díaz. En las elecciones de junio de 2016, Unidas Podemos (con sus confluencias) obtuvo 71 escaños, pero esta representación fue descendiendo, hasta llegar a los 34 escaños actuales… Y con tendencia a la baja, como se vio, por ejemplo, en las recientes autonómicas madrileñas, en las que ni siquiera la presencia de Pablo Iglesias al frente de la lista de UP contuvo el declive. Además, UP padeció la escisión de Más País encabezada por Errejón (‘Más Madrid’ en la autonomía madrileña) y la defección de varias confluencias… La fractura se ha visto en Andalucía, donde la izquierda está escindida entre «Por Andalucía», que agrupa con dificultad a seis formaciones, y por «Adelante Andalucía» de Teresa Rodríguez. Como ha dicho Pablo Iglesias, no sin alguna maldad (su simpatía por Yolanda Díaz, quien mantiene el carné del PCE, es perfectamente descriptible), no podía haber peor comienzo para la aventura de Díaz, que se llamará «Sumar» y que pretende unificar en una sola opción a todo el ámbito hoy ocupado por UP, sus derivaciones, confluencias y escisiones.

En el actual escenario pluripartito, «Sumar» debería alcanzar el 14% de los votos en las provincias con menos de seis diputados para obtener representación en ellas y convertirse en una fuerza suficiente y significativa. Como ha recordado Lola García en un artículo atinado, ahí radicó el gran salto de Ciudadanos en las elecciones de abril de 2019 y de Vox en noviembre de este año. UP se quedó en el 12,9% en las generales en toda España y bajó a 34 escaños. Si Yolanda consigue reabasar este umbral, la izquierda podrá competir en plano de igualdad con la derecha por el poder en las próximas generales.

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