Diario de Mallorca

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Alex Volney

Cañas y plumas

Esta mañana he subido pronto a Manacor, aunque no lo crean me mueve la amistad de casi toda una vida y la añoranza de los seres que hemos querido y querremos siempre. Conocí a su familia cuando era muy niño todavía y tanto él como su descendencia, y sobre todo su pareja, me hechizaron con su compañía y manera de ser. Sí, Miquel ya no está pero su fabuloso y amplio legado está más vivo que nunca.

Entre otras mil cosas fue uno de los canaricultores más importantes de Mallorca y lo vimos siempre como un auténtico «administrador de vida». A cada uno su sitio, el suyo la observación detenida y racional, el análisis en profundidad.

Este «manescal» célebre, de muy críos nos llevaba de granja en granja con su Golf recorriendo los rincones del LLevant i del Pla. Sus hijos y servidor nos habíamos conocido en la montaña y la naturaleza nos hizo ya coincidir para siempre. El arte de hacer nacer pájaros lo llevó a cabo en un edificio antiguamente dedicado al porcino.

El animal protagonista hoy, muy lejos de representar una amenaza para su cultivo, encontraría el espacio y el lugar muy cerca de esta persona tan querida, añorada e irrepetible. Hace unos cuantos lustros que esta ave ocupa un hueco año tras año para subir a su prole y aumentar la población de esta fabulosa, y necesaria, criatura. Y todo tras uno de los viejos y atascados ventiladores de la nave.

El xoriguer o Cernícalo común (Falco tinnunculus) es un halcón de pequeña medida. Color marrón anaranjado el macho y menos contrastada la hembra. Él con cabeza grisácea y bigote oscuro, cola gris. Es la rapaz más abundante durante todo el año y los miles de individuos confirman su recuperación tras el preocupante descenso en los setenta y los ochenta del siglo pasado.

Els quatre de l’any passat que ja volten pel món.

No me gustaría resultarles pedante pues la pretensión es ínfima y el auténtico maestro, en todo esto, es D. Joan Mayol (o M. Rayó o incluso el fotógrafo M. À. Dora) pero voy muy afectado del juego literario del yo más obsceno, con plumas pero sin plumíferos, tengan paciencia.

En otras latitudes el cernícalo puede vivir bien adaptado, incluso en los rascacielos de Nueva York. Aquí sigue arraigado a los cultivos más áridos. Este animal mide 34 cm y es del tamaño de una paloma. Se encuentra en cualquier terreno y solo es raro en el bosque donde no puede cazar. Se le suele ver a 20 o 30 metros de altura volando en anchas y elegantes caladas. Cuando atisba alguna presa bate las alas muy rápido y se cierne para poner el cuerpo vertical y extender la cola como un abanico, permanecer inmóvil, prácticamente suspendido del cielo, y observando detenidamente; casi petrificado, cerrar las alas para dejarse caer, como una piedra. Coge sus presas con sus pequeñas garras y muchas veces se las papea allí mismo. A pesar de la falsa fama de cazar pollitos es apreciado por los payeses quienes valoran mucho su presencia cuando no son analfabéstias recalcitrantes. Más de la mitad de sus capturas son roedores ( hoy casi extinguidos los ratoncillos de campo, nos estamos refiriendo a las crias de la rata común, este peligroso parásito en cualquier zona de nuestro trastornado mundo). También puede cazar pajarillos, insectos, reptiles, ranas, lombrices, lagartijas, sargantanes, grillos, escarabajos, saltamontes…

Su silueta es inconfundible haciendo «l’aleta» en pleno vuelo y su estridente «ki-ki-ki» cuando se pronuncia en el cielo girando con su redonda cola de timón. Este «falco» del latín «falx», «falç» en catalán, hoz en castellano, es temido en las ciudades por depredar a las pequeñas aves enjauladas que encuentran en los balcones cerniéndose en su mágico vuelo. Hoy que tanto desciende el número de lechuzas y aumenta el de los roedores más perjudiciales convirtiéndose en un gravísimo problema, los cernícalos representan una auténtica defensa aérea en las tierras de secano contra todos estos parásitos peligrosos para la salud pública.

Menos en los bosques cría en todo tipo de terrenos buscando cavidades y lugares adecuados donde depositar los huevos. Nidifica en cornisas y acantilados o edificios grandes, incluso en nidos de otras aves (nidos abandonados de cuervos) o grietas de árboles. La época de cría empieza en marzo, en el sur de Europa, con una sola pollada. Una puesta de cuatro o cinco huevos con marcas dispersas o densas. La puesta es con intérvalo de dos a tres días. La hembra incuba entre 27 y 29 días. Suelen hacer el nido en ligeras depresiones sin material o en las cornisas añadiendo algunos tallos secos por seguridad. La hembra incubará y alimentará a los pequeños mientras el macho trae la comida. Son seminidícolas con plumón. El primer plumón más delgado, corto y blanco. El segundo, más grueso, largo y áspero, gris ocráceo por encima y pálido debajo. Los polluelos se visten en 12-20 días y será el momento que la hembra también saldrá a cazar pues seguirá alimentándolos entre 25 y 40 días que permanecerán con los progenitores.

Tanto en primavera como en otoño se pueden ver ejemplares migratorios. En Menorca es abundante, como la buena ginebra. Aliados de las pajarerías depredan los balcones sin vergüenza alguna hacia nuestra desequilibrada civilización. Todo lo contrario a lo que conocí en casa del veterinario, auténtico hombre de ciencia, Miquel Puig Riera de Conies, un auténtico administrador de vida que congregaba cientos de avecillas en reproducción a poquísimos metros del disimulado nido de halcón que año tras año se repite en una de las cavidades más cercanas. La vieja granja es hoy testigo del gran vacío, solo proporcional al inmenso legado de amor y respeto por la naturaleza que nos comparten hoy sus hijos y nietos , casi en directo, observen la prole de la foto. Un año más: cinco polluelos.

No estás, pero continuamos reuniéndonos como auténticos y eternos aprendices.

Esta mañana, mientras ustedes se desperezában, he subido pronto a Manacor por este único y real motivo. El respeto y la admiración más profunda, la gran añoranza de más vida y menos circo. El más auténtico sentimiento. Como el cuidado de la rapaz hacia su descendencia, como una amistad verdadera que permanece en el tiempo. Lo que nos diferencia de lo irracional y nos recuerda nuestra justa condición de cañas pensantes. A pesar de las limitaciones, sí, seguimos tu estela. Tus quimeras son hoy realidades en gris y ocre rojizo y laten en el horizonte escrutando algún movimiento, otra señal cualquiera en el camino.

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