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José María de Loma

De campaña cuaderno

Jose María de Loma

Una orgía fantástica

Campaña permanente revisable. Ni se sabe el tiempo que hace que en Andalucía estamos en batalla electoral. Cada vez que comienza una, una campaña, me acuerdo de aquello de «la tradicional pegada de carteles». No sé si con horror o con nostalgia. Ahora no se pegan carteles, la cosa es más ecológica, más moderna. Ahora se pega la chapa. Lo que pega es una cerveza. Se pegan tuits, se pegan en los debates, se pegan tortazos dialécticos, se pega el virus del mono si uno no tiene precaución y nos seguimos pegando el coronavirus, devenido en el lenguaje popular como gripecilla de dos días. Una enfermedad menor. Bueno, que se lo digan a no pocos.

Enfermedad la que tienen algunos candidatos. Olona, enferma de expectativas, el ciudadano Juan Marín enfermo de supervivencia, Espadas enfermo de nivel de conocimiento, Teresa Rodríguez enferma de división izquierdista y Moreno enfermo de centrismo y transversalidad. Inmaculada Nieto está enferma de Podemos, que es una marca a la baja, eclipsada, capitidisminuida y afectada por Yolanda Díaz, que ha inventado Sumar al igual que otros inventan, descubren, el Mediterráneo. Aquel matemático no quería vicios: se quitó de sumar.

Tenemos candidatos que están a diez minutos de la insipidez y candidatos a un cuarto de hora de terminar su carrera política. Estamos prestos a enredarnos en una orgía en la que nos van a sobar con eslóganes, nos van a seducir desde todas las posturas políticas e incluso no es descartable que intenten metérnosla doblada. La ideología. Y entretanto, en este atril y cerrar de ojos se cuelan la encuesta del CIS y los datos del paro. El Gobierno, Sánchez, el PSOE, no saben sacar de la agenda el asunto de sus pactos con los nacionalistas; no venden bien datos como estos sobre el desempleo, históricamente buenos. Además de que no logran que sus alcaldes andaluces (levantaos), cientos, se movilicen en esta campaña y activen los resortes de la maquinaria socialista andaluza, grande, eficaz pero algo falta de combustible. Y el CIS: ahora los del PP no lo critican tanto: el sondeo los pone al borde de un ataque de nervios, o sea, de la mayoría absoluta. La tezanidad para el que se la trabaja. Sacando muchos puntos porcentuales de ventaja al socialismo. Veremos si esto es como en Castilla y León, donde todo empezó, hagan memoria, con unas expectativas impresionantes y presionantes para Mañueco y cuando faltaban escasas jornadas para ir a votar se estableció un clima como de ascenso súbito socialista. Y subió Vox. Finalmente, la victoria aguardada por los (ahora) de Feijóo no fue pírrica pero tampoco pinturera ni euforizante. Tuvieron que hacerle hueco a la ultraderecha, que ahora les vicepresidencia el Gobierno y además les gestiona la cultura (¿la pongo en mayúsculas?), entre otras áreas. Uno de los teléfonos de atención a las víctimas de violencia machista ha sido extinguido.

Hace unas líneas estábamos hablando de orgías y hemos ido mudando a la seriedad y solemnidad que requieren algunos asuntos, pero esta campaña nos va a dar momentos de todo tipo. Aprovisionado estoy de maíz frito y cerveza para los debates; preparado ando para escasos descansos y armado me hallo con el detector de camelos: ¿qué provincia de las ocho no tiene prometido un hospital? La novena provincia andaluza es la incertidumbre. Abril se lleva la fama pero junio también puede ser el mes más cruel. También para el sufrido elector. Tómese con humor.

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