Diario de Mallorca

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Juan Carlos I.

Este país nunca deja de sorprender. Acaba de llegar don Juan Carlos a Sanxenxo para pasar unos pocos días, después de dos años de exilio en Abu Dabi, se trata de una vivista breve, pues el lunes regresa al emirato donde tiene su residencia. Entiendo y asumo que este articulo puede acarrearme alguna crítica, pero se supone que aún estamos en un país libre en el que podemos, cualquiera, expresar nuestra opinión. Seguramente desearía el rey que su estancia en España hubiese sido de otra manera, pero se ha debido limitar a refugiarse como invitado en casa de un amigo, el presidente del Club Náutico de Sanxenxo, pero la situación es la que es. ¿Y cuál es la situación?

Don Juan Carlos ha reinado en España durante 40 años, han sido años difíciles, en los que gracias a su impulso se ha pasado de un régimen autocrático a una democracia plena, en la que gozamos de libertad, todos, incluso sus enemigos, años en que hemos disfrutado de un desarrollo económico sin precedentes en nuestra historia, ha mantenido unas relaciones internacionales, en las que se ha puesto a España en el mapa y su labor personal, la del rey Juan Carlos, ha sido reconocida y elogiada en todas las cancillerías. Todo esto al parecer ahora no se valora, es más, solamente se pone reiteradamente en evidencia los errores que haya podido cometer en su vida privada. Hoy a pesar de todos los pesares, de muchos, la justicia española y la suiza han archivado las causas y han quedado anuladas las denuncias abiertas en su contra, en consecuencia, es un ciudadano libre y sin implicaciones judiciales. Se trata de un personaje de edad avanzada y con problemas de movilidad ¿a qué viene tanta inquina?, ¿cuándo se respetará su acción política? ¿esperaremos a que muera para reconocer sus méritos?, seguramente. En España enterramos muy bien. Y mientras deberá seguir en Abu Dabi, lugar que conozco y al que no me mueve interés alguno en volver.

Algunos como Alberto Garzón, que hoy está en política gracias a la libertad que el monarca impulsó, se atreve a llamarle «delincuente acreditado» y «ladrón», Adriana Lastra del PSOE habla de la debida trasparencia y ejemplaridad, trasparencia que debería generalizarse, pero ¿porque no empieza a hacerlo su partido ante los casos de Andalucía, en donde desaparecieron miles de millones. Y que tiene que decir Iñigo Errejón que se encuentra inmerso en pleno juicio penal en el que se supone no dará las explicaciones que debería, Ione Belarra ministra de Derechos Sociales acaba de manifestar que el regreso del don Juan Carlos es «una humillación para nuestra democracia»……Irene Montero y su partido con tres causas abiertas, ante los tribunales,- caso niñera, Neurona y Dina-, ha dicho: «Desgraciadamente ha demostrado que presuntamente forma parte de esta trama de corrupción como forma de Gobierno» observe querido lector, «desgraciadamente que ha demostrado presuntamente», «si vuelve es para rendir cuentas por estos presuntos casos de corrupción». Lo primero que debería hacer, la ministra de Igualdad, es aprender a formular una frase correctamente, ¡vaya conocimiento de lo que es una construcción gramatical! Mi consejo, si me lo pidiera, sería que la enviaran a una escuela de primaria para aprender a hablar y a escribir decentemente. ¿De dónde sacan esa superioridad moral esta gente para enjuiciar de esta forma? Pablo Iglesias dijo en la presentación de su libro, Verdades a la cara: «es extremadamente duro ver que, cuando va a por ti y no van a parar y van a por todo». A este gallinero hay que darles unas sesiones de formación en gramática, educación y respeto, aunque sea solo por atención al ciudadano.

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