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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

¿Cómo recuperar la política?

La acción política, concretamente la democracia representativa, se ejerce a través de los diversos procesos electorales donde los/las ciudadanos/as tenemos la posibilidad de elegir entre diversas propuestas políticas y candidatos cuyo resultados conforman las diversas mayorías parlamentarias, que posibilitan la formación del poder ejecutivo, léase gobierno, y la aprobación/rechazo de propuestas legislativas.

Atravesamos una crisis política. Sin duda es un hecho constatable que existe un clímax, un estado de ánimo, de malestar social y de desarraigo político provocado por los «comportamientos y malos usos» de las instituciones representativas (los Parlamentos) convertidas en simples campos de batalla; y del ejercicio del poder ejecutivo (los Gobiernos), gestionando la res publica no siempre en función en favor de la ciudadanía. Tal desorden político se visualiza en los partidos políticos que pierden representatividad y capacidad de intermediación, convertidos en puras máquinas electorales. El desorden político se explica (no se justifica) también por otras tendencias vivas y coleando: «por la menguante participación electoral en el mundo; por el aumento de la polarización y la volatilidad; por un pesimismo generalizado sobre el futuro; por la percepción extendida de que los políticos tradicionales no se preocupan de lo que piensa y quiere la ciudadanía» (I. Sanchez- Cuenca).

La realidad política nacional se concreta en un gobierno de coalición (Psoe/Podemos) presidido por el socialista P. Sanchez, que ha sido posible gracias a la mayoría parlamentaria surgida de la Moción de Censura a Rajoy formada de distinta fuerzas políticas principalmente de talante nacionalista. Gobernar en coalición no resulta fácil, crisis haberlas ha habido, pero los avances sociales también son una realidad: modificación Reforma Laboral, Revisión Pensiones, Salario Mínimo Interprofesional, destino de 16.000 millones de euros para hacer frente a la crisis socioeconómica provocada por el invasión de Ucrania por la Rusia de Putin, participación activa en los Fondos UE (News Generation)…

Una buena parte del análisis del Gobierno para sostener que la legislatura terminará cuando corresponde, al final de 2023, se basa en la disposición y ganas de quienes pueden propiciar que así sea. Pero la complejidad en aumento de la situación política y económica pone en evidencia que el querer no siempre se traduce en poder. Los partidos que apoyan al Gobierno son presas de condicionantes crecientes y la paz social anclada en el entendimiento entre sindicatos y patronal, y de ambos con el Gobierno, no está ya garantizada. Los intereses de cada actor político empiezan a cambiar por sus propias agendas y los alejan del Ejecutivo.

La paz social se resiente, los agente sociales (empresarios sindicatos) entran en una etapa de discrepancias profundas a pesar de que los datos de empleo de abril son incuestionablemente buenos, superando todas las expectativas. Por primera vez en la historia, España rebasa la cifra de los 20 millones de afiliados a la Seguridad Social, medio millón más que antes de la pandemia, y el número de parados ofrece la cifra más baja en un mes de abril desde 2008: bajó en más de 86.000 personas, situándose escasamente por encima de los tres millones de desempleados (3.022.503). Y a su vez se alcanza el récord de contratos indefinidos. Pero de momento freno a la negociación colectiva. El acuerdo de negociación colectiva es la prioridad sindical. En medio de la crisis económica, con una fuerte inflación, es una realidad la consiguiente pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Se trata de fijar el porcentaje de subidas salariales para los próximos años, de forma que el deterioro económico que se vislumbra no deje a los trabajadores del todo desguarnecidos. Los sindicatos señalan que los precios suben, producto del encarecimiento de las materias primas, pero no los salarios. La pelea es puramente sindical y de la patronal, pero el Gobierno se siente plenamente concernido y preocupado.

Y también se resiente la mayoría parlamentaria. El penúltimo incidente sigue vivo y coleando, léase la crisis provocada por la existencia de espionajes realizados por el CNI con el beneplácito judicial y que afecta a 18 personas de los entornos independentistas catalanes, incluido P. Aragonés, President de la Generalitat; y otros espionajes realizados por algún país extranjero (?) y/o organización interna oficial/oficiosa (?); sin pasar por alto la intervención de los móviles del Presidente del Gobierno, Ministra del Interior… Los partidos de la oposición exigen Elecciones Generales ya. Los partidos que conforman la actual mayoría (especialmente los soberanistas catalanes) exigen, con distintas intensidades, una Comisión Parlamentaria ad hoc, responsabilidades políticas, ceses y/o dimisiones.

Si queremos salir victoriosos de la crisis política y social que sufrimos es básico que las afrontemos. Pero no es el momento de nuevas Elecciones Generales paralizando cualquier iniciativa. Necesitamos un buen gobierno y una buena oposición, estabilidad y gobernabilidad. Tenemos pendientes asignaturas de índole política y/o socioeconómica que no permiten dejarlas para mejor ocasión. Nadie, ningún ciudadano ni ningún partido político, debe renunciar a su ideología. Pero la escucha, el debate, el diálogo y las propuestas son básicos/as, desde el gobierno y desde la oposición. Debemos recuperar la política.

Es posible que algún lector le extrañe de que no haga ninguna referencia a nuestras realidades y asignaturas pendientes, de índole político y socioeconómico, que haberlas haylas, en nuestra Comunidad con factores comunes y también diferenciales. En próximas fechas lo intentaremos.

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