El próximo martes comienza FENAVIN, la feria del vino más importante a nivel nacional que se celebra en Ciudad Real. Allí estarán los vinos de Islas Baleares. Hace un mes se participó en la «Wine Week» de Barcelona y poco antes en Suiza, con una misión comercial organizada con el ICEX y en todos los casos con el apoyo de la Consellería de Agricultura, Pesca y Alimentación. El 78% del vino producido en Islas Baleares se vende en Islas Baleares. Solo el 3% se vende en el resto de España y un 19% se comercializa en otros países. El mercado del vino es muy amplio, innovador y competitivo. Hay zonas productoras muy maduras y otras que comienzan a despuntar por sus cualidades. Debido a nuestra realidad, es lógico que el mayor porcentaje de ventas sea dentro de las islas. No obstante y dentro de la estrategia de promoción y comercialización del vino, es clave construir una imagen y un nombre de los vinos de las Illes Baleares como conjunto y como referencia territorial. Considero que este es el aporte más importante en promoción que puede y debe hacer la Consellería.

Los datos consolidados de 2021 en cuanto a superficies, producción y comercialización nos permiten confirmar que el sector ha superado el COVID y afronta un año que promete ser muy positivo. El vino es un sector muy regulado desde la Unión Europea y la plantación de superficies de viñedo está sometidas a control y autorización de acuerdo a un marco normativo muy estricto. A 31 de julio de 2021 disponemos de una superficie plantada de viñedo de 2.884 ha, pero tenemos autorizaciones de replantación, conversión y nuevas plantaciones por otras 480 ha. Por lo tanto, el potencial vitícola de nuestra comunidad se sitúa en 3.364 ha. El 67,5% de lo actualmente plantado está amparado por una de las 8 figuras de calidad. Este dato es singular en el conjunto de las zonas productoras. La apuesta por vinos de calidad es una seña de identidad, pero es importante seguir profundizando en ello para construir una calidad generalizada, con mayúsculas y en letras de oro. La superficie de viñedo bajo marcas de calidad aumentó en 2021 un 14% en las dos DOPs y un 23,8% en las otras seis IGPs. Sin embargo y a partir de los datos, toca reflexionar sobre la IGP Vi de la Terra Serra de la Tramuntana, y me atrevo a decir que esta reflexión debería extenderse hacia el conjunto de las marcas de calidad para aprovechar todo el potencial que nos ofrece el propio nombre de cada una de las islas y del conjunto del archipiélago. Además en 2021 la producción de uva de vinificación aumentó en un 20% y la producción de vino en un 24,8% hasta llegar a los 55.644 hl. Respecto a las variedades de viñedo, Manto Negro es la que tiene mayor presencia con 403 ha plantadas, y destacan otras variedades locales como las 235 ha de Callet y las 262 ha de Prensal Blanc. Pero si hay una apuesta filosófica de nuestro sector por las variedades locales, se debe reflejar en la realidad de lo que se planta.

La comercialización creció un 36% respecto a 2020 situándose en 47.750 hl. Merece la pena destacar que las ventas de tinto crecieron un 31%, el rosado creció un 43% y las de vino blanco un 40%. La ratio anual de volumen comercialización sobre el volumen de producción medio está en un 85,8%. En definitiva, la foto nos muestra una estructura de producción muy interesante, con 98 bodegas instaladas y que producen vino por un valor económico cercano a los 45 M€ al año.

El PASVE (Plan de Acción del Sector del Vino de España) como instrumento de financiación previsto en la PAC para el sector del vino ha funcionado de manera razonablemente bien para Baleares. Entre el año 2019 y 2022 hemos accedido a 4,77 M€ lo que representa el 1,22% de los recursos totales repartidos en España, cuando representamos el 0,34% de la superficie de viñedo. Quedaba una cuestión por ajustar, y entre varias Comunidades Autónomas hemos logrado convencer al resto de que era necesario que las pequeñas inversiones en bodegas pudieran apoyarse con fondos del PDR aspecto que estaba prohibido por la norma europea y que está en vías de solución.

Pero sin duda uno de los retos más inmediatos que tiene el sector es la adaptación al cambio climático. La afectación del viñedo muestra señales muy evidentes, desde cambios fenológicos en los ciclos de las plantas, a cambios en la composición de la uva y del vino resultante. Tenemos la suerte de contar con mucho conocimiento técnico y científico acumulado de la mano del INAGEA y de muchos técnicos de la misma Consellería. Resulta imprescindible que todo el sector trabaje de forma consciente, urgente y coordinada en este punto. La medida de restructuración y reconversión de viñedos es la adecuada para ello. Baleares ha logrado financiar la restructuración del 38% de toda nuestra superficie con esta medida y en la convocatoria de este año hemos presentado expedientes de reestructuración para otras 45 ha por valor de 628.000€. Pero es preocupante que no estemos aprovechando este instrumento con toda su potencia y lo utilicemos de manera generalizada para financiar las replantaciones. En breve habrá que iniciar una evaluación de calidad del impacto que ha tenido esta medida en nuestro territorio en los últimos 20 años que nos de las claves para afrontar el siguiente periodo que se inicia en 2023. En definitiva, podemos decir que el camino está trazado.