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Luis García el día de su despedida. B.RAMON

No es frecuente ver a un entrenador de futbol llorando. Por eso me han conmovido las imágenes de Luis García, hasta ahora técnico del RCD Mallorca, en el día de su despedida. La expresión de su rostro, sus lágrimas, eran las de alguien realmente dolido. Dolido con el Club, seguramente y con razón, pero también dolido en lo más íntimo de su ser, con esa tristeza propia de quién sufre un súbito desgarro, un duro golpe a su ánimo y voluntad de lucha.

Tal vez sea esta la razón por la cual, simpatías aparte, prefiero a entrenadores al estilo de Xavi Hernández, con un carácter motivador y un talante humilde y trabajador, a la soberbia e imperturbabilidad de Carlo Ancelotti, cuya expresión en las ruedas de prensa antes y después de los partidos se asemeja más a la de un káiser que a la de un entrenador de fútbol. En el caso del Mallorqueta es cierto que los resultados (ni la suerte, añadiría yo) han acompañado al bueno de Luis, especialmente en esta segunda vuelta, pese a lo cual siempre se mostró convencido de que era capaz de superar el trance. Pero no le han dejado. Nada más que añadir, en este sentido, a la magnífica reseña de Matías Vallés el pasado 24 de marzo en este periódico, en la que comentaba la destitución del hasta ahora entrenador mallorquinista.

El Mallorca es un sentimiento. Eso cantamos a menudo los miles de aficionados que acudimos fielmente a Son Moix cuando hay partido para animar a nuestro Mallorqueta. Pero parece como si ese sentimiento se circunscribiera únicamente a la afición, tal vez lo mejor que tiene este sufrido e histórico Club. Pues uno diría que, a la vista de los acontecimientos, esa emoción no es compartida por los mandatarios y directivos del Mallorca, cuya expresión fría y cariacontecida contrastaba con la imagen de desolación de Luis García en el momento de su despedida. Afortunadamente un pequeño grupo de aficionados de los de bon de veres, de esos que sienten profundamente los colores, quisieron acompañarle a la salida de Son Moix y expresarle así su gratitud y el trabajo realizado durante estas dos últimas temporadas, magnífico sin duda.

Fútbol y poesía casan mal, soy consciente de ello, y más en los tiempos que corren. No obstante fue el mismísimo Benedetti quién dedicó un bello poema a Diego Armando Maradona y cuyos versos me permito reproducir a manera de agradecimiento hacia la labor de Luis García, sin duda de lo mejor que hemos tenido últimamente en el equipo barralet: «Hoy tu tiempo es real, nadie lo inventa / y aunque otros olviden tus festejos / las noches sin amos quedaron lejos / y lejos el pesar que desalienta. / Ya no te sentirás solo ni extraño / vida tuya tendrás y muerte tuya / ha pasado otro año, y otro año / les has ganado a tus sombras, aleluya.»

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