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Ana Bernal-Triviño

No es violencia de género

Multitudinaria manifestación feminista del 8-M en Palma. Guillem Bosch

Cuando un partido de ultraderecha gana, significa que hay gente que lo ha votado y que cree en su discurso. Cuando se apela a lo emocional, la desinformación y los bulos campan a sus anchas. Dos días después del 8-M, en el punto 10 del pacto entre PP y Vox en Castilla y León, se puede leer cómo se opta por una ley de violencia intrafamiliar, que equipara por igual a mayores, menores o mujeres. Esta confusión tan intencionada tiene el fin de negar la existencia de la violencia de género y, a la vez, despreciar a sus víctimas. Vox es el partido que ni siquiera por protocolo guarda minutos de silencio en su memoria.

Nuestra historia más reciente conoce el terrorismo. ¿A que nadie de este país diría que es igual el terrorismo etarra que el terrorismo islamista? Sí, los dos son terrorismo y usan los mismos recursos: miedo, amenazas, extorsión o violencia hasta llegar al asesinato. Pero nadie los compara porque entiende que ni el origen del problema, ni sus motivaciones ni sus soluciones son las mismas. Lo mismo sucede entre la violencia intrafamiliar y la de género. Porque la primera se produce en el ámbito familiar y doméstico, pero la violencia de género sigue (y aún más fuerte) después de la separación y sin convivencia, incluso extendida a los hijos e hijas. Porque el agresor machista no matará a su madre (que para él es sagrada) pero sí maltratará o matará a su pareja. Porque las motivaciones son muy diferentes. La quiere controlar y siente que puede hacerlo.

La violencia intrafamiliar se produce en el ámbito familiar y doméstico, pero la violencia de género sigue después de la separación y sin convivencia

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Esta confusión de conceptos no sucedería si la sociedad conociera sus propias leyes, y no se dejara engañar. Por mucho que nieguen, la ley de violencia de género existe, la violencia doméstica está ya en el Código Penal, está el Pacto de Estado contra la Violencia de Género por cumplir y tenemos firmado el Convenio de Estambul. Más allá del titular piensen cómo deben sentirse las mujeres que sufren violencia de género en Castilla y León. Se quedan vendidas y expuestas a unos niveles de violencia extremos. Sus vidas en juego a cambio de sillones.

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