El diseño de interiores es el arte de concebir ideas auténticas y coherentes, que den por resultado la mejor versión posible de cada espacio. Ideas cargadas de personalidad y alma, que no sólo atiendan a la función del ambiente, sino que despierten emociones y sentimientos de bienestar y calma en quienes los habiten.

Esta labor se consigue creando espacios serenos, que respiran, que presentan una estética atemporal, donde todo fluye, con sofisticación y elegancia, fieles y respetuosos con el entorno que los rodea.

El diseño marca una diferencia notable en una vivienda. Se traza un sutil hilo conductor a través de todos los espacios del proyecto rindiéndolo acorde e íntegro. A través de materiales que aportan diferentes formas y texturas dotamos al proyecto calidez y afabilidad. Es un proceso lento, que requiere paciencia y máximo amor por el detalle. Cualidades muy finas y delicadas.

Es por ello que creo fervientemente en el talento femenino para llevar a cabo esta práctica creativa, porque las mujeres conseguimos aplicar un marco psicológico diferente a la hora de tomar decisiones, ya sea para establecer el enfoque del proyecto, interpretar las necesidades o asignar prioridades con respecto a la función y la estética.

En mi opinión, el diseño de interiores tiene rostro de mujer. El género femenino ocupa el 70% de nuestra plantilla compuesta por 64 empleados. Pero hay más datos: el 96,6% de la plantilla técnica de nuestro equipo son mujeres: 4 arquitectas, 24 diseñadoras de interiores y 1 estilista. Asimismo, 5 de los 8 miembros del equipo directivo también somos mujeres: CEO, Directora Creativa, Directora Proyectos, Directora Marketing y Directora Recursos Humanos. Siempre me he sentido muy cómoda trabajando con mentes femeninas, porque pongo en valor la pasión, la dedicación y la entrega en su labor, además de su sensibilidad y su buen gusto.

Si hablamos del enfoque de diseño, considero que una de sus grandes cualidades es que el pensamiento femenino no es lineal, sino más intuitivo, y holístico, valores que cobran mucho protagonismo a la hora de escuchar las necesidades de nuestros clientes, interpretar los espacios y lanzarse a crear. Las mujeres solemos ser muy sensibles, expresivas, comunicativas y empáticas: cualidades fundamentales para una profesión creativa .

Las mujeres tenemos especialmente desarrollado nuestro sexto sentido, el de la intuición. Este sexto sentido, unido al talento, nos permite recoger la esencia de nuestros clientes, y conseguir reflejar en sus hogares su personalidad fieles a su estilo de vida.

Creo en un modelo de negocio muy humano, en el que se vele por la felicidad del empleado. Un modelo de colaboración y de cooperación, en el que cada persona aporte su máxima valía desde su rol dentro de la organización y poder ofrecer así la mejor experiencia posible de compra a nuestro cliente.