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Antonio Tarabini

Entrebancs

Antonio Tarabini

La brecha de género sigue viva y coleando

La brecha de género sigue viva y coleando.

Con motivo del Día Internacional de la mujer, mañana día 8 de marzo, presentamos los resultados de una investigación que pretende analizar y evaluar la opinión de nuestra ciudadanía respecto a la situación de la mujer en nuestra Comunidad. No hay duda de que se ha avanzado mucho en el aspecto legislativo en referencia a un tratamiento homogéneo entre hombre y mujer en los distintos ámbitos de la vida personal, familiar, laboral y social. Pero las leyes, aunque necesarias, no son suficientes. Todavía pesan los tics machistas que dominan nuestra sociedad.

En Quaderns Gadeso nº 416 marzo 2022 (Disminueix la bretxa de gènere, però no prou) se publican los resultados de la reciente investigación realizada. La primera referencia es la brecha salarial entre hombre y mujer. Según datos del INE correspondiente a 2019 las mujeres activas laboralmente cobraron de media un 13,2% menos que los hombres. Las mujeres percibieron 21.631,1 euros anuales y los hombres 24.914,5 euros, es decir las mujeres cobraron 3.283,4 anuales menos que los hombres. Queda por conocer el impacto de la covid-19 que probablemente habrá repercutido en negativo sobre la mujer. Tal brecha no radica principalmente en que las mujeres cobren menos que los hombres por realizar el mismo trabajo. Esta realidad, dejando de lado que es ilegal, sólo es una de las causas que explican las múltiples brechas de género.

Seguramente la principal la constituye el hecho de que las mujeres, en general, desarrollan trabajos mucho menos valorados, tanto económica como socialmente, que los desarrollados por los hombres. Se verifica el predominio de las mujeres en los sectores tradicionales feminizados y la dificultad de las mujeres para acceder a cargos generalmente estipulados como «masculinos». La llamada «segregación horizontal», es decir, las dificultades de las mujeres para acceder a determinadas profesiones no son por razones de sexo. Aunque un 42% cree que la mujer lo tiene más difícil que el hombre para acceder al mismo puesto de trabajo, mientras que el 52% opina que, en igualdad de condiciones laborales, la mujer percibe un salario menor al del hombre (QG 416, marzo 2022, pag.2 Vida Laboral i conciliació.

La explicación radica en la denominada «segregación vertical» que impide o dificulta el desarrollo profesional de las mujeres. Las desigualdades, léase las responsabilidades «asignadas» a la mujer, limitan que ocupe puestos de poder decisorio (techo de cristal) así como las condiciones laborales que les afectan, conllevan a ser las que trabajan más a tiempo parcial y en situaciones de precariedad. Las auténticas causas son las responsabilidades que la sociedad les ha asignado.

La mujer es la responsable y la que se hace cargo del cuidado de los hijos y de las personas dependientes de su entorno familiar (QG 416, marzo 2022, pag.3, La dona a la vida familiar). Las cifras hablan por sí mismas. Un 46,3% considera que las madres son las que deben pedir el permiso de maternidad cuando tengan un hijo, frente del escaso 8,2% que considera que debería hacerlo el padre. Resulta altamente significativo que un 33,3% considere que en el caso de tener un hijo o hija ambos miembros deberían pedir un permiso de paternidad o maternidad.

Ilustració. Ingimage

La otra responsabilidad se refiere al trabajo doméstico. Las mujeres le dedican casi cinco horas de su tiempo, lo que contrasta, poderosamente, con la escasa hora y media, en el mejor de los casos, dedicada por los hombres. Tales Responsabilidades casi exclusivas de las mujeres, les obligan a acogerse a algunas medidas de conciliación, como la reducción de jornada, la cual, a pesar de ser una de las medidas más solicitadas, también supone una reducción del salario.

Es imprescindible referirnos a la Violència de gènere (QG nº 416 Marzo 2022). Aunque desde algunos sectores de la derecha se quiera tergiversar el verdadero trasfondo de esta violencia llamándola violencia doméstica en vez de violencia de género o machista. La sociedad en general y las mujeres en particular van tomando conciencia del grave problema que supone esta lacra; la cual, es uno de los mayores factores que limitan la libertad ineludible de las mujeres. Las muertes de mujeres a manos de sus parejas o sucesos como el de las violaciones grupales, han contribuido en la toma de conciencia, muy necesaria, no sólo en las mujeres sino también aunque en menor media en los hombres. En investigaciones paralelas, siguen siendo muy inquietantes resultados tales como: que el 31% crea que la violencia de género afecta sólo a «sectores sociales bajos o conflictivos» ; que el 49% opine que es un «problema social» ; que el 28% piense que se «trata de casos individuales»; que todavía un 31% considere que el agresor es simplemente un enfermo, mientras que un 62% lo considera puramente un delincuente.

A modo de conclusión incluyo ocho inputs que «explican» (¡no justifican!) el título de estas líneas: La brecha de género sigue viva y coleando:

  1. La brecha salarial de género sigue siendo bastante elevada aunque en Baleares es bastante más baja que la media estatal.
  2. Existe una percepción de que compatibilizar la vida familiar y la vida laboral es complicado, especialmente por las mujeres.
  3. Relevancia de los abandonos femeninos del puesto de trabajo motivados por razones familiares (embarazos, cuidado de hijos...).
  4. La responsabilidad familiar sigue siendo cosa de las mujeres.
  5. Hay pocas oportunidades para compaginar la vida familiar y laboral en los puestos de trabajo (por ejemplo, guarderías de niños, distribución flexible de horarios, etc).
  6. Existen dificultades para el ejercicio de los derechos de conciliación recogidos en la legislación.
  7. Sigue arraigada en nuestra sociedad la división sexual del trabajo.
  8. Todavía se mantiene una percepción absolutamente machista de la violencia de género, la cual se tergiversa como violencia doméstica por
  9. sectores de la derecha.

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