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Carles Sans

Mayores sí, tontos no

Reconozco estar entrando sin prisas, pero sin pausa, en esa edad en la que a uno socialmente se le incluye en la tercera, en esa mal llamada tercera edad, pues como se está envejeciendo hoy en día, ya no debería ser la última en el escalafón, debería haber una cuarta. No pienso utilizar aquí los adjetivos viejo o anciano que me parecen degradantes, y aunque algunos quieran dignificarlos, a mí me parecerán siempre de muy mal gusto.

Existe un momento en que algunas personas, especialmente si son jóvenes, al considerarte de una cierta edad avanzada tienden a infantilizarte. Te hablan elevando la voz y utilizando un tono infantiloide muy deshonroso.

De hecho, hace unos años salió a protestar una marea de pensionistas en Cádiz que decían: «Somos mayores; merecemos que nos tratéis en igualdad y con respeto. No nos llaméis abuelos si no sois nuestros nietos; no nos gritéis cuando os dirijáis a nosotros que no estamos sordos; y no nos habléis con voz ñoña».

Hace unos días entré en la sucursal de un entidad bancaria de la que soy cliente desde que tenía 15 años. Es la misma sucursal de entonces y ahora se ha transformado en un local lleno de sillas y mesas y una máquina de café. Un buen día desaparecieron los mostradores y con ellos aquellos adorables empleados que te reconocían por el nombre y que te atendían con la confianza del amigo de toda la vida. Eché un vistazo a mi alrededor, y vi transitar gente mayor caminando sin rumbo a la búsqueda de un mostrador, a alguien a quien reconocer. Su caminar era tan perdido que se diría que eran figurantes de la serie Walking dead en busca de sus ahorros. Le pregunto a una joven empleada por el director de la sucursal. Me elevó la voz por encima de lo normal y me preguntó si yo era cliente de la entidad. Le respondí que yo ya lo era antes de que ella hubiese nacido, respuesta de cascarrabias, sin duda, pero que me hizo pensar en estos clientes mayores que están protestando por el trato que padecen en sus bancos, en el que de repente se sienten forasteros después de haber confiado sus ahorros toda su vida. Ahora el Gobierno ha dado un mes a los bancos para que mejoren todo esto. ¿Ustedes se lo creen?

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