La Feria Internacional de Turismo (Fitur) cierra las puertas de su 42 edición con récord de visitantes y un soplo de optimismo, que apunta hacia una recuperación sólida de la actividad para este año y de pleno restablecimiento de los niveles previos a la covid para 2023. El evento se ha celebrado de forma presencial y con estrictas medidas de seguridad en plena expansión de la variante ómicron -pasaporte covid o prueba PCR para entrar y mascarilla en el recinto- para trasmitir al mundo la imagen de destino seguro y la idea de que turismo y pandemia pueden convivir. Todo un símbolo de la fortaleza de una industria que ha sido especialmente golpeada por el coronavirus y que ha sabido recomponerse en buena medida por la fuerza motriz de las ganas de viajar de la gente, la propia capacidad de adaptación de las empresas y las ayudas e incentivos públicos. Aerolíneas y mayoristas observan muy buenas perspectivas para las islas, especialmente en el segmento nacional, aunque, dadas las circunstancias, todos los agentes fían sus augurios a la evolución de la covid.

Además de la consolidación, el turismo español persigue la superación de debilidades -excesiva estacionalización, masificación, dependencia de pocos mercados emisores, sobreexplotación de recursos…- y la consecución de un modelo de calidad acorde con los retos de nuestro tiempo. En este terreno, Baleares ha copado buena parte de la atención de la feria adelantándose a la inauguración para presentar las líneas maestras de la nueva ley turística, un compendio de medidas de sostenibilidad económica, medioambiental y social con el objetivo de transitar hacia un turismo circular, de la que ha despertado especial interés la exigencia de camas elevables para mejorar la salud de las camareras de pisos. Frente a la inquietud de algunos agentes del sector que esperan conocer la letra pequeña del texto -pendiente de aprobación parlamentaria- para evaluar el impacto en su cuenta de resultados, la propuesta ha recibido el reconocimiento de la vicepresidenta Yolanda Díaz y de la ministra Reyes Maroto, y el espaldarazo sin fisuras de un referente como Gabriel Escarrer, CEO de Meliá y presidente de Exceltur, que ha alabado la visión y colaboración público-privada del Govern de Francina Armengol. Las palabras más críticas las reservó para el Gobierno de Sánchez, al que le reprochó un reparto «por meras cuotas y sin consenso empresarial previo» de los fondos europeos ya asignados (615 millones) y le exigió un plan de recuperación y transformación económica (Perte) de 15.000 millones, cifra muy lejana a los 3.400 previstos en el plan de Maroto. Sin duda, se impone la responsabilidad y la senda del diálogo para superar desavenencias, tanto en el ámbito económico como político, y aprovechar la oportunidad histórica que brindan unos recursos económicos jamás vistos para seguir innovando en un sector que es referente mundial y resulta estratégico para la economía y el empleo.