En una reciente entrevista en el programa Al Dia Mallorca de IB3 radio, el concejal de movilidad del Ajuntament de Palma con relación al servicio público de taxi que ofrecen empresarios privados, explicó que la sentencia anulatoria de la obligatoriedad de instalación de datáfonos para pagar con tarjeta de crédito en los vehículos, se basaba en un error formal en vías de solución.

La entrevista pivotó sobre dos aspectos básicos, la legalidad y el uso facilitador de la tecnología.

Se desprendía de sus palabras que; se había normativizado vía Decreto una materia objeto de Ordenanza. La anulación judicial no afectará a las zonas del puerto y aeropuerto, las que, por basarse también en un decreto parece ser adolecen del mismo error formal. Sin embargo, al no haber sido recurrido sigue en vigor. Calificaba además de impensable, el hecho de que, en el siglo XXI, año 2022, no se pudiera pagar con tarjeta de crédito en cualquier lugar o servicio público, por la ciudadanía o nuestros visitantes.

Esta avanzada visión contrasta con el hecho de que el servicio ORA incluido en su área de responsabilidad, no permita a día de hoy el pago con tarjeta de crédito. Vistas las formas de pago, tampoco parece tener muy en cuenta a los, según sus palabras, «visitantes».

La tasa del estacionamiento regulado en zona ORA, además del abono por ser residente, se puede hacer efectiva de tres maneras, ninguna de ellas con tarjeta de crédito. La más habitual mediante monedas. La denominada tarjeta ORA, soporte recargable con pago anticipado del que no se halla demasiada información y por último el pago a través de teléfono móvil.

El pago móvil, es factible previa descarga e instalación en el teléfono, de la aplicación MobiAPPark, la cual genera una pasarela telemática asociada a una tarjeta bancaria, donde se realiza el cargo. En ningún caso se puede vincular a modo de datáfono, físicamente o por aproximación, la tarjeta con el expendedor de tiques.

Además de poseer un teléfono con internet, esa posibilidad de pago, exige la cesión de significativos datos personales; nombre y apellidos, matrícula del vehículo, correo electrónico y un número de tarjeta de crédito. Parece descompensada esta cesión de privacidad, en contraposición con el simple hecho de acercar una tarjeta a un lector, como se pretende en los taxis.

Tampoco lo tienen fácil los visitantes. Los paneles de las máquinas, especialmente unos determinados modelos, presentan destacada iconografía junto a ranuras insertadoras de tarjetas -las difusas monedero- que los confunden. Si llegan a descargarse la aplicación, verificarán la imposibilidad de elegir idioma, ya que aparece exclusivamente el Catalán.

Parece ser que, existe la voluntad de sustituir las máquinas expendedoras por otras que sí permitan el pago del servicio ORA con tarjeta de crédito en este año 2022. Por el momento, si no queremos estar «fichados», habrá que ir a buscar cambio.

Comparto la visión del regidor sobre los taxis. Lástima que no se aplique a todos los servicios públicos que de él dependen.